"No se debe entrar en casa de un extraño sin permiso.
Nunca se sabe lo que te vas a encontrar"
Nunca se sabe lo que te vas a encontrar"

El Vecino es la historia de José Ramón, un chico algo reservado, solitario y con escasas dotes con las chicas, que se encuentra enfrascado preparando sus oposiciones en las que ha depositado todas sus esperanzas de futuro y cuya obsesión le impide llevar una vida normal y corriente. Una noche José Ramón escucha unos ruidos desconcertantes en el piso de su vecino Javier, un personaje algo caradura que se gana la vida como periodista, y al ir a investigar y encontrar la puerta entreabierta de su piso decide echar una ojeada descubriendo por accidente el sorprendente secreto de su compañero: Javier es el superhéroe conocido como Titán. Para José Ramón este descubrimiento supondrá escapar de su rutina habitual para verse inmerso en una red de malentendidos que le darán más de un quebradero de cabeza, poniendo en peligro no sólo sus oposiciones sino su propia cordura, y haciéndole comprender que ser un superhéroe no es tan emocionante como uno podría imaginar. Para Javier, en cambio, su nuevo amigo supondrá un apoyo vital, alguien en quién confiar, mientras lucha por no perder su trabajo, entenderse con su familia, mantener una relación estable con su novia Lola y combatir con la amenaza de turno.

El Vecino parte de una proposición superheróica y fantástica aunque sólo sirva como excusa para poder hablar de otros temas más cercanos y cotidianos, alejados de toda metafísica superflua y fuego de artificio, centrándose en el factor humano de la ecuación y en la realidad que la rodea. Su primera parte, de las tres que han visto la luz hasta ahora y que su dibujante Pepo Pérez describió en su momento como "una comedia cotidiana con toques románticos y una premisa argumental fantástica", resulta una historia de presentación de personajes en donde la acción se centra en la relación entre Jose Ramón y Javier, inspirado físicamente en el actor Matthew Fox de Perdidos, y los problemas que genera la faceta superheróica de este último en sus vidas. Santiago García y Pepo Pérez prescinden de mostrarnos escenas de carácter épico centrándose en "el después", en la vida privada y personal del superhéroe y en como este encara y afronta el duro mundo que ha ayudado a preservar. El único momento en el cual los autores se saltan esta norma es al relatar el origen de Titán que, no obstante, está contado en forma de flashback por parte de Javier que, como iremos descubriendo poco a poco y sobre todo en los siguientes números, tiene una visión de la realidad algo distorsionada en la que algo no acaba de encajar y que deriva en algunas simpáticas situaciones.

El humor de esta primera parte de la obra casi desaparece en la segunda parte, quizá demasiado bruscamente, cambiando casi radicalmente de tono la historia. Las tramas se expanden y bifurcan para darle mayor espacio al relato de personajes que Santiago García va hilvanando de forma distendida, en una manera parecida a la evolución del Zot! de Scott McCloud, obra con la que El Vecino guarda alguna que otra relación en cuanto al tratamiento de lo fantástico que, tanto en un caso como en otro, acaba por ser engullido en favor de otras metas más "mundanas". El sexo pasa a tener una importancia destacada en El Vecino y es importante y curioso observar como se relaciona cada personaje con él, como les cambia y como se sirven de él y marca sus estados de ánimo, sus pasiones y sus emociones. La narrativa de Santiago García en esta segunda parte es más detallada y permite a Pepo Pérez lucirse en el dibujo creando en conjunto algunas imágenes de gran fuerza visual. Podemos mencionar al respecto esa breve transición del personaje de Martín, un mendigo compañero de Javier que parece intuir su secreto, por la oscuridad de los subterráneos del metro; al propio Javier emergiendo más tarde de esa oscuridad con las manos ensangrentadas; o de nuevo al propio Martín adentrándose con sus compañeros en la nieve y alejándose de nosotros para convertirse en sólo unos borrones de tinta en un espacio blanco.
El tercera entrega de El Vecino, con la intención siempre en mente sus autores de no repetirse, rompe totalmente con la estética de los dos primeras entregas renunciando, salvo en pequeñas pinceladas, al estupendo color de las anteriores entregas para pasarse al blanco y negro. Superado el desconcierto inicial encontramos como el relato, cada vez más, se adentra en el conflicto entre personajes. Llegados a este punto el elemento superheróico, anecdótico anteriormente, es ahora puramente residual y siempre que hace acto de presencia parece más bien tratado con cierta ironía. La historia empieza a dejar patente el parecido entre los dos personajes protagonistas, José Ramón y Javier, que separados por los acontecimientos viven sensaciones muy cercanas de frustración que convierte a ambos en víctimas de sus inseguridades. En el caso de José Ramón estas se focalizan en su relación con su novia Rosa a la que, involuntariamente, va apartando de su lado, y sus eternas oposiciones. En el caso de Javier su incapacidad para equilibrar sus dos vidas le hacen divagar sin un claro objetivo. Javier parece más preocupado por el merchandising que es capaz de generar su identidad secreta, en sus problemas sexuales que intenta remediar a base de pastillas o por sus aspiraciones ilusorias de convertirse en escritor, que por cuidar sus relaciones personales.

Ver también:
Web de Pepo Pérez y El Vecino
Mandorla -Blog de Santiago García-
Es Muy de Cómic -Blog de Pepo Pérez-
1 comentario:
Gran cómic.
Impacientes Saludos.
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