28 de abril de 2009

Daredevil -Guionistas Sin Miedo (II)-

Narrativamente hablando, pese a sus diferencias más que obvias, Ed Brubaker y Brian Michael Bendis son perfectos representantes del cómic superheroico de hoy en día que pasa por la aplicación del llamado decompressive storytelling. Recurso que nunca sabremos si es más del gusto de los autores o de las editoriales. Si bien, en el caso de Ed Brubaker, este le tiene cogido el pulso al concepto como ha demostrado, más que en Daredevil, en su Capitán América donde La Muerte del Sueño, la saga de la muerte de Steve Rogers, le ha dado para estirar la trama hasta casi el infinito. Ed Brubaker es muy amante de utilizar los tópicos del género: lavados de cerebros, la ritual pelea en el bar del héroe con un grupo de maleantes en busca de información (casi en cada número en Daredevil) y el tipo de villano que gusta de explicar sus planes y menospreciar al héroe cuando lo tiene capturado, atado y amordazado a su lado. Ed Brubaker muestra un perfil más tradicional. Sus arcos argumentales se van creando poco a poco y acostumbran a estar llenos de pequeños giros en casi cada capítulo que intenta integrar de manera coherente en la trama. Esto hace que podamos decir que todas las series de Ed Brubaker tienen un nivel de calidad medio a partir del cual se puede empezar a apreciar una historia concreta.
"Intento concentrarme en este caso... como si intentase conseguir cierta redención... un pedacito al que agarrarme... pero no funciona. En vez de eso, Big Ben Donovan me recuerda a ti, Milla... y no es por el apellido... es por cómo pierde la cabeza cuando estoy cerca. Y otra vez, ¿qué he estado haciendo? Pensar primero con los puños. Igual que un niño enfadado... furioso con el mundo. Porque eso me funcionó tan bien cuando tú eras la víctima, ¿verdad? No... es hora de pensar."

Daredevil vol. 2 núm. 109 de Ed Brubaker

Brian Michael Bendis, por el contrario, es un amante de la experimentación, le gusta cuidar la forma que cuenta sus historias y enfocarlas desde diferentes puntos de vista, sobre todo si no tienen nada que ver con la tradición del personaje (véase Los Nuevos Vengadores), lo cual le hace un guionista más irregular capaz tanto de lo mejor (Daredevil o algunos capítulos de Los Nuevos Vengadores) como de lo peor (Los Poderosos Vengadores) y condensador por igual de las filias y fobias de los aficionados. Sus arcos argumentales son prácticamente inexistentes o anecdóticos en muchos casos pues parece más empeñado en contar pequeños pedazos de la gran historia que esta manejando, en conformar un puzzle al que en pocas ocasiones da una completa solución pero que, cuando son bien planteados, pueden producir pequeñas joyas. Su estilo, no obstante, se resiente bastante cuando no trabaja con dibujantes acostumbrados a su estilo poco convencional como si saben hacer Alex Maleev, con el cual suele establecer una simbiosis perfecta, o Leinil Yu con quién ha trabajado en Los Nuevos Vengadores y en el megaevento Invasión Secreta. Dibujantes, por otro lado, que tampoco entran en los canones de lo convencional. Brian Michael Bendis es un guionista de ideas, al que le gusta el recurso de retrocontinuidad y el espectáculo, que se agradecen cuando no se pierde en ellas y de ahí que su mejor trabajo siga siendo el realizado en Daredevil.
"Foggy Nelson: ¿No entiendes el concepto del teléfono móvil?
Matt Murdock:
No lo llevaba encima.
Foggy Nelson: Así que no entiendes el concepto del teléfono móvil. [..] Intento apoyarte, Matt, pero te juro por Dios...

Matt Murdock: Lo sé.
Foggy Nelson:
Me encargaré de los detectives cuando...
Matt Murdock:
Puedo solo.
Foggy Nelson:
¿Perdón?
Matt Murdock: Puedo solo.
Foggy Nelson: Uau. Es muy tozudo por tu parte."

Daredevil vol. 2 núm. 44 de Brian Michael Bendis

En el apartado gráfico es difícil catalogar las series en que ha trabajado Ed Brubaker, en comparación a cualquier otra cosa, ya que siempre tiende a rodearse de un tipo de artista específico que, por otro lado, pueblan de páginas oscuras y grises la actual Marvel y más antes la llegada de Dark Reign. Estos son artistas en la línea de Steve Epting, de Michael Lark (al que puso como condición para trabajar en Daredevil) o de David Aja con quién ha coincidido en El Inmortal Puño de Hierro. Todos ellos autores cortados por un mismo patrón aunque destaca David Aja por su maestria visual, sus juegos narrativos, o Michael Lark por su atractiva sobriedad y su belleza plástica de grises, siendo Steve Epting, en mi opinión, el más limitado de los tres con su dibujo tosco y poco definido. Es difícil saber si Ed Brubaker saca lo mejor de los artistas con los que trabaja o son ellos los que realzan su narrativa y él sabiéndolo los exige en consecuencia aunque su etapa en X-men con Salvador Larroca parece desmentir, al menos, lo segundo.

Estamos hablado de dos autores que han ganado el premio Eisner en varias ocasiones: Brian Michael Bendis en 5 de ellas y Ed Brubaker en 3 de ellas. Sus respectivas labores en Daredevil, que serán comparadas hasta la eternidad, han sido alabadas por igual aunque, quizá, no por el mismo grupo de aficionados en uno y otro caso. Es de reconocer que a Brian Michael Bendis suele acompañarle la pólemica allí a la serie en que trabaja y Ed Brubaker tiene un curriculum envidable que le hace ser reconocido y respetado por casi todo el famdon aunque su etapa en Daredevil, en líneas generales, se antoja menos trascendental en la historia del personaje. Lejos de eso cada cual puede hacer valoración de sus respectivas etapas en Daredevil y sacar conclusiones pero, lo más seguro, es que ambas etapas serán recordadas para bien con el tiempo. Por lo pronto, Ed Brubaker amenaza con que, a su marcha de la serie, dejará un "regalo" al nuevo guionista Andy Diggle tal como se lo dejó Brian Michael Bendis a él cuando este le pasó el relevo dejando a su futuro personaje entre rejas. Ambos autores no son primerizos en esto de hacer cómics y no es casual que ambos eligieran abandonar la serie en el momento cumbre de estas. Ed Brubaker lo resumió muy bien en unas declaraciones que hizo este mismo mes a raíz de su marcha de la serie.

"Una de las cosas que tiene trabajar en historias que no son tuyas es saber cuándo llega el momento de apartarte, eso es algo que he aprendido con los años."

Ed Brubaker sobre su marcha de Daredevil, Abril 2009

Portada Daredevil núm. 500 por Marko Djurdjevic


Y Brian Michael Bendis lo apuntó también en su momento, cuando su etapa y la de Alex Maleev llego a su fin en la serie, en esa misma línea y no sin cierto humor haciendo un guiño a la que sería la siguiente etapa del personaje comandada por Ed Brubaker.

"Hemos contado nuestra historia. Hemos dicho lo que teniamos que decir y es mejor dejarlo mientras aún queda una miníma probabilidad de ser recordados con cariño que quedarnos en una serie hasta el punto en que acabemos matando a Foggy. ¿Qué? ¿Van a matar a Foggy? Es sólo un rumor, ¿verdad?"

Despedida de Brian Michael Bendis en Daredevil, Portland 2006






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Dedicado especialmente a Kiryë de Jardín Kiryesco-

Daredevil -Guionistas Sin Miedo (I)-

Daredevil es una serie que ha mantenido un elevado nivel desde la época en que pertenecía al sello Marvel Knights y Kevin Smith se encargaba de los primeros números de lo que acabo significando la resurección del personaje del limbo en que había caído en etapas anteriores que no habían sabido, en su gran mayoría, superar lo que Frank Miller había hecho con él. Actualmente la serie es guionizada por Ed Brubaker, uno de los autores más valorados hoy en día en el mundo del cómic de superhéroes, aunque será por poco tiempo ya que hace poco se anuncio su salida de ella, después de tres años al mando, en favor del guionista Andy Diggle (Los Perdedores, Thunderbolts) que se encargará de ella a partir del número 501 (la serie pasa a una nueva numeración a partir del número 120 actual). El exceso de trabajo y de series que llevaba Ed Brubaker le ha obligado a empezar a soltar lastre y las primeras damnificadas han sido El Inmortal Puño de Hierro y ahora Daredevil. Mientras seguirá al mando de Capitán América, Criminal y X-men entre otros trabajos.

Hablando de Daredevil Ed Brubaker heredó la serie, junto a Michael Lark, del equipo creativo anterior formado por Brian Michael Bendis y Alex Maleev en la que fue la mejor etapa del personaje desde los tiempos de Frank Miller. Consiguieron llevar al personaje un punto más allá de donde se encontraba e imprimirle un estilo propio a la serie al que contribuyó mucho el arte de Alex Maleev (tan poco habitual en un cómic de superhéroes) que, aunque en los primeros números se mostraba dubitativo, se acabó destapando y ofreciéndonos todo un recital sobre lo que debería ser dibujar un cómic. Brian Michael Bendis y Alex Maleev, beneficiados por la libertad creativa que otorga trabajar con un personaje secundario del Universo Marvel que no se encuentra en títulos como Spiderman, utilizaron la serie como un laboratorio de prácticas cuyo conejillo de Indias, el propio Darevedil, fue retorcido, replanteado y llevado al límite y, lo mejor, con buenos resultados. Y es que Daredevil es una serie muy apetecible para los autores y artistas del medio como bien supo ver Ed Brubaker al poco de llegar a ella.

"Daredevil es uno de los títulos mainstream más experimentales que existen. Ves más experimentación en Daredevil que en algo como Batman, en general… salvo que lo haga Frank Miller."

Ed Brubaker en Marvel Spotlight
, Febrero 2006


Ed Brubaker y Michael Lark, por su parte, se adentrarón y profundizarón más en el tono de novela negra que siempre acompaña al personaje (y que tanto gusta a Ed Brubaker) que Brian Michael Bendis sólo barajaba en casos puntuales o como marco de fuga estético pues en todo momento era consciente de que, a pesar de todo, Daredevil seguía siendo un superhéroe y quería mantenerlo como tal. Un personaje que hace cosas que el resto de personas no pueden más que soñar. Pero Ed Brubaker es como ese listillo de clase que se las sabe todas. Que conoce al maestro y que guarda un saco de trucos ante cualquier eventualidad que pueda surgir. Su etapa por ello no se sirve de recursos artificiosos, recupera la linealidad en sus historias y la sobriedad en el tratamiento de personajes. Muy diferente es, por ejemplo, el tratamiento de la indisociable pareja Matt Murdock/Foggy Nelson que hace Ed Brubaker con el que proponía Brian Michael Bendis en la etapa precedente. Foggy Nelson pasa de ser con este último el amigo íntimo del héroe, su voz de la conciencia casi siempre ignorada, a ser, con Ed Brubaker, un simple compañero de trabajo que apenas juega un papel importante en la vida privada de Matt Murdock.

Esto se evidencia en los diálogos que en la etapa de Brian Michael Bendis crean a un Foggy Nelson que se caracteriza por sus réplicas ingeniosas, burlonas, y que es capaz de poner un punto irónico, que le otorga la confianza de la amistad, respecto al personaje de Matt Murdock. Es cierto que los diálogos de Brian Michael Bendis muchas veces no cuentan realmente nada pero son creíbles y realistas pues así realmente es como suele hablar la gente de la calle (aunque en Marvel se sigan censurando las palabrotas). Eso le da frescura a los guiones y posibilita la utilización de unos recursos humorísticos que Brian Michael Bendis maneja muy bien en ocasiones. Ed Brubaker utiliza los diálogos en el más puro estilo narrativo que permite el medio, utiliza un realismo más novelesco (en detrimento del algo más cinematográfico de Bendis) y planteando tramas que se toman realmente en serio a sí mismas. Ambos guionistas, no obstante, saber caracterizar a la perfección la psique del héroe y basar sus reacciones en calculadas causas introspectivas que acaban saliendo a flote a la superficie en algún momento (la muerte de Karen Page en el caso de Bendis y la locura de Milla Donovan en el de Brubaker) en lo que, no osbtante, viene siendo un recurso muy utilizado, casi trillado, en la historia del personaje desde que lo pusiese de moda Frank Miller.
"Luke Cage: La cosa es... Toda nuestra vida, nos ponemos el disfraz... Toda la mierda que tragamos... Lo que nos diferencia de los gusanos es cómo nos tragamos la mierda que no pedimos. Podrías admitir qué y quién eres... Porque tio, quién eres significa más para la gente de lo qué crees... Eres un modelo para descapacitados... y no tiene nada que ver con tu disfraz y no tienes que avergonzarte. ¡Sé un hombre! Defiende algo más que unos leotardos.

Matt Murdock:
Mi padre... El boxeador imbécil de mi padre... Que sinceramente, apenas podía leer... Quería que fuese abogado. Tuvo que morirse para asegurarse de que fuera así. Y ahora lo soy. Estoy en juicios y alego... sirvo al sistema. ¿Dices... que debería dejar los sueños de mi padre porque un federal sin suerte... al que ni conozco... me vendió a un periódico? ¿Qué debería perder mi licencia e ir a la cárcel? ¿Que debo dejar mi vida? ¿Convertirme en un chiste público?"

Daredevil vol. 2 núm. 43 de Brian Michael Bendis
Brian Michael Bendis, en su etapa, no supo (o no quiso) despegarse de los personajes más iconicos de Daredevil. Añadió una lista de personajes secundarios interesantes que hacían de "parachoques" del héroe, a destacar el genial Ben Urich, Jessica Jones o las apariciones de Luke Cage, y la galería de villanos se centraban en el dueto Kingpin y Bullseye. Los dos pesos pesados en el mundo de Daredevil. La presencia de estos dos personajes era casi asfixiante número a número y quizá, visto desde fuera, se abuso demasiado de ellos aunque el autor lo hiciese de una manera excelente creando casi el arquetipo de lo que unos buenos villanos debían ser: Kingpin, el villano que pone a prueba el alma del héroe, y Bullseye, que trabaja el plano más físico de este. Ed Brubaker no es manco en este aspecto, pese a prescindir de los villanos de más resonancia del personaje, se "conforma" con los de segunda categoría llevándolos a un nuevo nivel y haciendo parecer letales personajes como Mr. Miedo o Los Forzadores que antiguamente eran, apenas, risibles.

Aunque no sabemos si el hecho de que Ed Brubaker prescinda de villanos como Bullseye o secundarios como Ben Urich (salvo casos puntuales como demuestra la aparición del mismo Ben Urich en el Daredevil vol. 2 núm. 110) tiene que ver más con sus decisiones o con el actual panorama del Universo Marvel en el que el primero se encuentra formando parte de los Thunderbolts (genial, por cierto, el retrato que hace Warren Ellis del personaje en la serie o de Norman Osborn) y el segundo ha fundado su propio periódico, Front Line, después de abandonar el Daily Bugle. Este es un lastre con el que no tuvo que trabajar Brian Michael Bendis aunque también es cierto que en la Marvel actual muchas series están fuera de continuidad como la propia Daredevil o el Capitán América de Ed Brubaker o el Thor de J.M. Straczynski. Curiosamente, pese a la pólemica, son las series de Brian Michael Bendis las que se enmarcan en la continuidad más tradicional de Marvel y es que este autor esta más apegado al mainstream como deja entrever la reciente trifulca que este tuvo con Robert Kirkman en la Comic-Con de Baltimore a propósito de una declaraciones en defensa del cómic independiente. Podéis ver más sobre eso aquí.



27 de abril de 2009

Reflexiones y Citas "Extraordinarias"



"Además, soy un gran fan de South Park."

Alan Moore para Entertaiment Weekly, Julio 2008


Un Trabajo Muy Sucio de Christopher Moore


¡Atención spoilers... pues haberlos diría que no los hay!

Sinopsis: Charlie Asher es dueño de un edificio en San Francisco, tiene una tienda de objetos de segunda mano y está casado con una mujer guapa e inteligente que lo quiere por ser tan normal. Sí, a Charlie le van bien las cosas... hasta el día en que nace su hija, Sophie. Justo cuando se dispone a irse a casa, ve junto a la cama de su mujer a un extraño que asegura que nadie debería poder verlo. Pero Charlie lo ve y, de allí en adelante, comienzan a suceder cosas muy raras: la gente cae muerta a su alrededor, cuervos gigantes se posan en su edificio y parece que, allá donde va, oye susurros de una presencia siniestra. Sí, Charlie ha sido reclutado para un trabajo desagradable pero muy necesario: la Muerte. Es un trabajo sucio. Pero alguien tiene que hacerlo.

Christopher Moore es uno de los escritores actuales que viene pegando fuerte en los últimos años, aunque sus obras se vienen publicando desde 1992, que la wikipedia incluye dentro del género "ficción absurda". Su primer gran éxito fue El Ángel Más Tonto del Mundo, en realidad su octava novela, que resulta ser una historia sobre zombies en clave de humor. ¡Chúpate esa!, el último libro publicado en nuestro pais de este autor por La Factoría de Ideas es, en cambio, una parodia sobre el amor y el vampirismo (que tan de moda vuelve a estar últimamente "gracias" a sagas como Crepúsculo). Anteriormente, publicada también por La Factoría de Ideas, tenemos su novela Un Trabajo Muy Sucio en la que se va a centrar este artículo.

La sinopsis de Un Trabajo Muy Sucio no es nada original. Un hombre común y corriente, en este caso llamado Charlie Asher, después de la muerte de su mujer al dar a luz a Sophie su primer hija, se convierte en un mensajero de la misma Muerte. Sin ir más lejos, Terry Pratchett uno de los autores con quién se suele comparar a Christopher Moore pese a que lo único que tienen en común es escribir novelas de humor, tiene varias historias como Mort o Soul Music que aplican el mismo concepto. Aunque no es ese el mérito de las historias que escriben tanto Terry Pratchett como Christopher Moore sino como evoluciona la historia y que derroteros toma a partir de ahí. En el caso de Christopher Moore su humor es más directo, basado en diálogos frescos y ligeros, con un toque de ironía, mientras se suceden situaciones cada vez más absurdas y extrañas.

En este caso Christopher Moore consigue un libro entretenido aunque uno tenga la impresión, por momentos, de haber sido improvisado en algunos capítulos y de no respetar su propia cohesión interna. Christopher Moore esta tan empeñado en ofrecernos algo distinto, sobre un tema tan manido y con una idea que se ha utilizada tantas veces, que simplemente la hilaridad de algunos momentos se pierde por las explicaciones rebuscasdas en las que acaba cayendo y resolución de algunas tramas. Quizá peque de alargar demasiado la historia, sobre todo con un protagonista tan neurótico e hipocondríaco, para lo que realmente cuenta y prueba de ello es que el final se puede preever casi desde el principio. La novela funciona mejor en sus diálogos y en sus reflexiones en especial, a destacar, la visión que tiene el personaje de Charlie Asher de lo que es un macho alfa y un macho beta (en el que él se incluye).
"Mientras que los machos alfa están a menudo dotados de atributos físicos superiores (estatura, velocidad, fuerza, buena planta), seleccionados por la evolución a lo largo de eones gracias a la supervivencia del más fuerte y, esencialmente, debido a que se llevan todas las chicas, los genes del macho beta han sobrevivido no gracias al enfrentamiento y la superación de la adversidad, sino merced a que son capaces a anticiparse a estas trabas y eludirlas. O sea que, cuando los machos alfa andaban por ahí persiguiendo mastodontes, los machos beta eran capaces de imaginar de antemano que atacar con un garrote afilado lo que básicamente era una excavadora furiosa y peluda podía ser mal negocio, y se quedaban en el campamento para consolar a las desoladas viudas."
También es muy posible que, a la hora de iniciarse con este autor, Un Trabajo Muy Sucio, no sea la mejor opción para hacerlo y es que no se tiene por una de sus mejores novelas. Christopher Moore es un autor que se autoreferencia constantemente y que, como el propio Terry Pratchett o Stephen King, suelen situar la acción de sus historias en un mismo mundo o ciudad y tiene personajes recurrentes, como El Emperador (personaje fetiche de Christopher Moore basado que se basa en un personaje real del siglo XIX) y otros que saltan de un libro a otro realizando cameos aquí y allá. Destacan entre estos las jovencita gótica Lily que trabaja en la tienda de objetos de segunda mano de Charlie o Jane la irónica hermana lesbiana del mismo. Pero, obviamente, son las neuras y el carácter hipocondríaco de Charlie lo que genera los mejores momentos de la novela en sus discusiones con el resto de personajes. Así que, si en tu fuero interno te sientes un macho beta, este es tu personaje y este es tu libro.

25 de abril de 2009

-Gantz de Hiroya Oku-


S
i bien el manga muchas veces puede ofrecernos auténticas obras maestras del mundo de la viñeta, como podrían ser las personificadas en las figuras de Katsuhiro Otomo o Osamu Tezuka entre otros, el Gantz de Hiroya Oku, obviamente, no es una de ellas. Tampoco le hace falta. Gantz es una serie de entretenimiento puro y duro aunque, eso sí, no diremos que sano conociendo su contenido. Digo todo esto porque Gantz presenta un tratamiento en sus historias y una atmósfera que bien podría haber desarrollado fácilmente el mencionado Katsuhiro Otomo pero, en ese caso, no sería el entretenimiento puro y duro que nos esta ofreciendo Hiroya Oku. Sería sin duda algo más profundo que el simple pastiche por el que se decanta el autor de Gantz con una historia llena de acción sangrienta "tarantinesca" (aunque sin geniales diálogos que hablen de hamburguesas o de canciones de Madonna), sexo de todo tipo (incluso del más depravado, véase el personaje de Kazuo Kuwabara) y ciertos elementos, los justos, de ciencia-ficción para otorgarle un minúsculo trasfondo filosófico y existencial (que no ético) en el que sustentar el dramatismo que requiere la cuestión.

Gantz es la historia de un grupo de personas que, después de haber muerto en diferentes circunstancias aparecen, de pronto, en una habitación con una extraña esfera que les propone luchar por sus vidas contra todo tipo de monstruos y aliens armados con extrañas armas futuristas y un traje negro ceñido que lo marca todo. Después de 24 tomos publicados hasta ahora por Glénat en España, en Japón aún es una serie abierta, la historia no ha avanzado lo más mínimo en la resolución de las interrogantes que ya se planteaban desde el principio de la serie. Y vuelvo a decirlo: ni falta que hace. Hiroya Oku ha dejado claro que lo importante de este manga es simplemente disfrutar con las eternas luchas por la supervivencia de sus protagonistas, de los ligeros toques de humor y de las escenas de sexo (y poses, véase las portadas de cada número) más gratuitas conocidas del mundo del cómic no pornográfico (vaya por delante que el autor se vanagloria de haber sido el inventor en el pasado de la técnica de los "rastros de movimiento de pechos" que tanto utilizan los autores de manga hentai).

Debemos destacar, eso sí, el apartado gráfico y es que Hiroya Oku ( y sus negros) realiza un trabajo a medio camino entre el dibujo tradicional y el tratamiento informático que consigue dotar a la serie de un cierto interés en este aspecto que se va incrementando a medida que avanzan los tomos y el autor (y sus negros) se encuentra más suelto con esta técnica. Aunque esto es una desventaja clara a nivel argumental pues Hiroya Oku se centra tanto en el dibujo que descuida lo demás y un tomo de Gantz se puede leer en apenas 20 minutos por la escasez de diálogos que presenta. También es interesante, hasta cierto punto, los guiños culturales que suele incluir Hiroya Oku en la historia (como la aparición de personajes inspirados en Go Go Yubari de Kill Bill o el personaje de videojuegos Lara Croft) y las interpretaciones del bestiario del folklore japonés en concreto o popular en general (como los vampiros). Fuera de eso, analizando friamente Gantz, sólo quedan litros y litros de sangre, mutilaciones de todo tipo para hoy y para mañana, monstruos cada vez más grandes con sus respectivas transformaciones a lo Dragon Ball, algo de romance y mucho sexo, algo de amistad y mucho capullo suelto y muertes, resurrecciones, teletransportaciones y preguntas sin contestar al más puro estilo de la serie de Perdidos de la que estoy seguro que el autor es todo un fan.

Hiroya Oku no oculta sus perversiones en este manga que por momentos tiene algunos pasajes que sólo se pueden calificar de sádicos y enfermizos. La sociedad japonesa que refleja en su obra es plenamente decante y cruel y son escasos los personajes que en ella aparecen que tengan unos principios a prueba de balas. No obstante, eso, es uno de los aciertos de Gantz que hace un tratamiento bastante realista de lo que una persona puede hacer o en que puede convertirse bajo presión o debido a lo que la sociedad espera de ella y es que en Gantz no sólo el mundo virtual donde trascurren sus aventuras es un lugar terrible sino que la realidad (los institutos japoneses son los peores parados) también lo es. Ni siquiera el protagonista principal de la historia, de los pocos con una evolución clara, empieza siendo un modelo a seguir sino que su calidad como héroe es algo que va descubriendo tomo a tomo. Esta obra, en ese aspecto, alivia nuestra vena cruel pues algunos de los personajes retratados por Hiroyu Oku son tan mezquinos que sus muertes, siempre crueles y bestiales, nos acaban reconfortando. Quizá, para entonces, hayamos descubierto que nos hemos adentrado demasiado en el mundo de Gantz.

22 de abril de 2009

Viñetas En Sucio (I) -Adam Hughes-

Adam Hughes es conocido, mayormente, por sus trabajos como portadista para Wonder Woman y Catwoman para DC aunque también ha puesto su talento a cargo de personajes de Star Wars o Tomb Raider entre los más destacados. Como curiosidades destacables fue el encargo de dibujar el póster del alabado y premiado capítulo musical de Buffy Cazavampiros que llevaba por título One More, With Feeling o el autor de la idea en que se basó la pólemica figura de Mary Jane lavando el traje de Spiderman. Es un dibujante que destaca entre los fans por las representaciones que suele hacer de sus personajes femeninos, quizá parecido al de Terry Dodson actualmente en Marvel, que suelen tener una carga sensual importante, o cuanto menos sugerente, muy cercana al pin-up se podría decir o al cartoon. Tenéis un par de muestras aquí y aquí.

El caso es que también es conocido el humor y la pequeña afición de Adam Hughes por el dibujo erótico que plasma en muchos de sus bocetos preliminares o que dibuja a los fans en las convenciones a las que asiste o como regalo de cumpleaños a sus amigos. De ahí que acabase siendo uno de los autores incluído en el libro Clean Cartoonists´, Dirty Drawings de Craig Yoe, con prólogo ni más ni menos que de R. Crumb, en el que podemos encontrar también a muchos otros artistas que en algunos casos no esperaríamos encontrar ahí como Bob Kane o Chuck Jones. Algunos como Joe Schuster, uno de los creadores de Superman, llegó a dedicarse profesionalmente a este tipo de dibujo y recientemente se publicó Secret Identity una obra de ilustraciones fetichistas que el dibujante realizó para la revista Night of Horror donde, disimuladamente, nos daba otra visión de Superman alejada de la oficial. Si queréis ver un preview de Clean Cartoonists´, Dirty Drawings o de Secret Identity haced click en los títulos.

En cuanto a Adam Hughes, en concreto, si rebuscamos un poco por internet podemos encontrar cosas muy interesantes. Sin ir más lejos sus bocetos algo subidos de tono de Wonder Woman con la que empezó a trabajar en 1998. Y atención al humor con que acostumbra a despacharse agusto en este tipo de dibujos. En la primera imagen Wonder Woman se muestra algo necesitada de un hombre y en la segunda nos recuerda que ella todo lo que tiene es "un par".































Algo menos sútiles e inocentes resultan sus reprentaciones de Mary Marvel, la version femenina del Capitán Marvel de DC y hermana de este y una de las primeras superheroinas del mundo del cómic de hecho, que parece disfrutar mucho con sus transformaciones y consigo misma.




































Y entre otros personajes femeninos de la DC retratados por Adam Hughes podemos encontrar simpáticos bocetos de la conocida prima de Superman, Power Girl con algún problema de estabilidad al parecer, o la hechicera Zatanna que nos enseña su mejor truco o al menos el que más éxito ha tenido entre el público.




































¡Y no podía faltar Catwoman!

Algunos de los personajes Marvel también han tenido ocasión de pasar por las manos de Adam Huhges. Entre otros podemos encontrar a una de las actuales lideres de los X-men, La Reina Blanca, Emma Frost...


O Mary Jane, la hasta hace poco esposa de Spiderman, y La Gata Negra que comparten su fetichismo por la máscara del arácnido...



































Fuera del campo del cómic, o al menos no relacionado exactamente con él, también podemos observar escenas de Lara Croft de la que también ha sido el portadista más destacado de su línea de cómics, o de películas como Star Wars, El Señor de los Anillos o incluso Eduardo Manostijeras.
































































Para ver más bocetos o sobre la obra en general de Adam Hughes:

AH!


21 de abril de 2009

-The Umbrella Academy : Suite Apocalíptica de Gerard Way y Gabriel Bá-


Para ser su primera incursión en el mundo del cómic no se puede decir que Gerard Way no haya estado a la altura. El cantante de My Chemical Romance con The Umbrella Academy, en el arco argumental titulado Suite Apocalíptica, nos presenta una historia entretenida y, eso sí, bastante extraña. Además avalado con el dibujo de Gabriel Bá, un dibujante con un estilo muy en la línea de Mike Mignola, y las portadas de un siempre magnífico James Jean el hasta hace poco portadista de la serie Fábulas de Vertigo. Así que se puede decir que el guionista ha estado bien arropado y que Dark Horse ha confiado en él para dejar su imaginación volar con este primer proyecto suyo que ha sido recompensado con 3 premios Eisner: Mejor Serie Limitada, Mejor Colorista y Mejor Portadista.

The Umbrella Academy trata sobre un grupo de niños que nacieron con extraños poderes y en extrañas circunstancias y que fueron adoptados por un extravagante millonario: Sir Reginald Hargreeves, con el objetivo de salvar el mundo. Así es como empieza la historia que nos mostrará tanto las aventuras de estos niños ya crecidos, con su habituales roles superheroicos, como sus orígenes a través de flashbacks, viajes en el tiempo y algún que otro recurso deudor de la narrativa de Alan Moore (alguna imagen plasmada por Gabriel Bá incluso parece recordarnos el conocido final de Watchmen). The Umbrella Academy también recuerda por su frescura al Tom Strong del mismo Alan Moore o al Invencible de Robert Kirkman, con una interpretación parecida a este último en algunas de sus facetas y también, es innegable y como el propio Gerard Way ha reconocido, es una serie que argumentalmente es muy deudora de la prosa de Grant Morrison (uno de sus guionistas preferidos).

Si bien podemos afirmar que Gerard Way sabe distanciarse de los excesos de su "maestro" que, pese a sus buenas ideas, suele convertir sus series en artefactos tediosos y rutinarios que se enredan en una maraña surrealista de difícil digestión. Gerard Way, de esta manera, recupera el tono de los primeros números de la Doom Patrol de Grant Morrison, lo mejor que ha escrito el guionista escocés hasta ahora, sin caer en la redundante plasmación de sus neuras psicológicas e existenciales como suele ocurrirle al guionista de la, por otro lado magnífica, Arkham Asylum. El resultado es un cómic que, sin contar nada que no se haya visto antes, tiene un propio estilo y se convirte en un disfrutable entretenimiento. El mayor problema que puede tener este cómic es el prejuicio del lector que no se atreva a acercarse a él por el nombre de quién lo firma aunque, desde luego, también será un buen reclamo para las fans incondicionales del cantante que nunca hayan leído un cómic.

La serie limitada original consta de 6 números de los que Norma Editorial publica en este primer prestigio de 48 páginas los dos primeros a un precio de 5,50 € que, se mire por donde se mire, es una manera de Norma Editorial para aprovechar el posible tirón ya que la edición no presenta ningún tipo de extra adicional que lo justifique a no ser que cuente como tal la pegatina que se incluye en la portada del cómic a modo de reclamo. Recordemos que hasta hace poco Planeta de Agostini publicaba estos mismos pretigios, con series como The Sandman, Predicador o Hellblazer, que como ya sabemos acabaron siendo canceladas, y exactamente iguales en todo, a 3,50 € por lo que parece un poco cara la pegatina en cuestión. Dejando eso de lado, si consideramos hacer tal inversión, por lo pronto encontraremos un producto de cierta calidad. En Estados Unidos la historia, después de la buena acogida y éxito de Suite Apocalíptica, esta contando con una secuela a modo de nueva serie limitada que lleva por título Dallas situada después de los acontecimientos anteriores y que contará también con seis números y con el mismo equipo creativo. Tendremos que seguir de cerca las páginas de este cómic para ver que nos puede deparar y si consigue mantener el interés pero de momento es una interesante propuesta.

Ver también:
-The Umbrella Academy: Suite Apocalíptica en Norma Editorial-

20 de abril de 2009

Dragon Ball Evolution -La Involución de una Historia-


Cuando Akira Toriyama creo Dragon Ball seguramente no esperaba la gran relevancia e interés que suscitaría la serie ni el éxito que tendría. Dragon Ball es una franquicia que se podría calificar como el Star Wars japonés debido a las cantidades de merchandising y de noticias que sigue generando después de su creación hace ya 25 años. Imitada, parodiada y homenajeada hasta la saciedad Dragon Ball es una serie con un fuerte componente nostálgico de la década de los 80 y 90 y es la serie que acabó desencadenando el fenómeno manga actual en algunos países como en nuestro pese a que las series de animación japonesas siempre han copado nuestras televisiones desde hace décadas atrás. En Estados Unidos la serie de anime llegó más tarde y tremendamente mutilada en su concepción y censurada, no tanto por su violencia a la que se suele ser más receptivo sino por sus, en ocasiones, escenas con connotaciones sexuales y humor verde que se iría perdiendo poco a poco a medida que avanzaba la historia, paradójicamente, hacía su etapa más adulta. Aunque también es cierto que el anime de Dragon Ball ha sido objeto de censura en muchos otros países incluído el nuestro donde en algunas comunidades circulaban versiones adulteradas procedentes, mayormente, de Francia.

En tiempos recientes la adaptación hollywoodense de esta famosa historia, que les dio por acabar llamándola Dragon Ball Evolution para cuidarse un poco en salud, ha confirmado su fracaso en taquilla del que no podrá salvarle ni siquiera su, simplemente correcta, recaudación en la zona asiática. Las culturas orientales siempre son más receptivas a los cambios. La película acabará a duras penas recuperando su inversión que ahora, oficialmente, sitúan las fuentes en 50 millones de dólares cuando durante toda la andadura de la producción de la película durante dos años se aseguraba que había sido una inversión cercana a unos 100 millones de dólares. Uno espera, por el bien de FOX, que sea lo primero porque de haber gastado 100 millones de dólares en una película con un resultado de ínfima calidad tan apullante estaríamos desde luego hablando del mayor fiasco de la historia del cine moderno.

Dragon Ball Evolution tenía una misión clara: mediante un producto de baja calidad y poco cuidado, que podía llevar al público a las salas sólo por su nombre, reventar las taquillas y crear una nueva franquicia de éxito para explotarla hasta que la máquina diese de sí. Dragon Ball, como franquicia, ha movido en todos estos años más de 4000 millones de dólares en todo el mundo y ese es un dato que no podía pasar por alto a las grandes productoras de Hollywood que ahora han fijado su mirada en la cultura del anime y el manga y en los próximos años se avecinan multitud de adaptaciones de obras niponas la mayoria con perspectivas poco reconfortantes . Pero con Dragon Ball, esta vez, no ha habido suerte y la pésima calidad del material ofrecido junto a su desastrosa campaña publicitaria y la gran oposición de los fans en internet les ha pasado factura. De hecho, las criticas que recibió la producción después de que las primeras imágenes y trailers fuesen apareciendo, ha hecho que se hiciesen algunas modificaciones sobre la marcha y se guardase material, que ya había sido rodado, en el montaje final. Esto se evidencia claramente al ver la película en su inconsistencia y desastroso montaje de unos escasos 100 minutos.

Una de las virtudes de la obra de Akira Toriyama, que pese a apoyar esta producción la calificaba como perteneciente a un "universo paralelo", era la construcción de personajes y su evolución en el tiempo. Todos tenían una personalidad muy marcada que los hacía reconocibles al instante por los fans. En Dragon Ball Evolution reconocemos a estos personajes porque nos dicen que son ellos ya que su parecido con los originales es escaso o nulo en muchos casos y no solo físicamente. Las personalidades de los personajes están pervertidas hasta ser los héroes perfectos y tópicos de la sociedad estadounidense. Para muestra un botón: Goku de ser un chico noble, con una inocencia rallando el absurdo, cuya mayor motivación en el mundo es ser cada día más fuerte es transformado en el elegido de una antigua profecía y en un chico del montón, que asiste al instituto donde resulta ser un marginado, obsesionado con las chicas y con unos poderes mucho más limitados que en la serie. Una suerte de mezcla entre Peter Parker y Daniel LaRusso de Karate Kid.

Se argumenta que este tipo cambios son por la búsqueda de una mayor realidad y un acercamiento al gran público, desconocedor de la obra de Akira Toriyama, pero estamos hablando de una obra de fantasía con ciertos toques de ciencia-ficción en una historia que no deja de ser de superhéroes al modo japonés. Dragon Ball tenía su propio mundo, alejado del nuestro, con sus ciudades futuristas, con su propia fauna muy cercana realmente a la de Star Wars, saga de la que el autor es gran fan y que demuestra más de una vez homenajeandola en cuanto tiene ocasión, y sus luchas imposibles. Eso es lo que hacía, en conjunto, atractiva a la serie en su simpleza. Hacer una adaptación de una obra eliminando sus referencias más especiales, vulgarizandola, y alterando aquello por lo que ha llegado a ser reconocida y motivo de éxito no tiene mucho sentido. La recreación de un mundo como Dragon Ball es más que posible, sin caer en el horror estético, como han demostrado otras sagas anteriormente como la propia Star Wars o El Señor de los Anillos y sus espectaculares y grandilocuentes batallas ya demostraron ser posibles en Matrix Revolutions donde los Hermanos Wachowski organizaron su propio y mal disimulado homenaje a la serie.

La estética de Dragon Ball Evolution es propia de la serie B más radical en la línea de clásicos como el Street Fighter de Jean-Claude Van Damme o Super Mario Bros con las que se la compara en todos los foros de internet y no sin cierta razón. La estética esta, pues, equivocada. Dragon Ball exige un presupuesto y una manera de entender la acción que esta muy lejos de lo propuesto en esta película por James Wong que en unas declaraciones recientes afirmaba desconocer sobre la obra de Dragon Ball antes de que le ofreciesen el proyecto de la que ahora, por supuesto, es un gran admirador. Si uno observa la trama de la película si parece adivinarse una voluntad de mantener la historia que se pudo ver en el anime y el manga en sus puras líneas más generales. Algunos de los elementos característicos están presentes, aquí y allá, pero en el producto se demuestra una gran desgana y esta plagado de licencias gratuitas que resultan sonrojantes resueltas, además, de forma más que cuestionable en el guión de Ben Ramsey que, por lo visto, tampoco debía conocer la serie.

Los inicios con Goku en el instituto, la inclusión de un personaje como Mai de relevancia anecdótica en la serie que aquí pasa a tener un nuevo status -calcado al de la Mistica de los X-men- y más minutos que el propio villano principal de la historia Piccolo, y en cambio un personaje de cierta relevancia como Yamsha o el Duende Tortuga son ninguneados, los esbirros de Piccolo y esa escena de patetismo extremos en el interior de un volcán o el cambio en el origen del personaje que se revela en la brevisima lucha final con Piccolo. Y todo esto sin mencionar unos efectos especiales de regional preferente que en ningún momento están a la altura ni en la plasmación de los poderes de los personajes -la manisfestación de la energía parece de un capítulo de Buffy Cazavampiros- ni en la creación de bestias que acaban siendo risibles como esa transformación de Goku en hombre-lobo o ese dragón Sheron que no tiene ningún tipo de presencia o espectacularidad como si la tenía en el anime y el manga. Si a esto unimos un plantel de personajes descafeinados: el Goku arácnido, la Bulma Croft, el Duende Tortuga vagabundo o el Piccolo con el traje de Batman y una sarta de tópicos que vienen a mostrarnos, una vez más, la superioridad del omnipresente y cansino way of life estadounidense la película no puede ser más que un despropósito insalvable.

El problema de Hollywood con las adaptaciones es que siempre las acaba llevando a su terreno. Hasta cierto punto tiene sentido: ellos producen, ellos deciden. Pero la palabra clave es: adaptación. Cuando estás adaptando una obra, sea una novela o un cómic, o incluso hoy en día un videojuego, son muchas cosas las que hay que tener en cuenta. A la hora de adaptar se esta mostrando una interpretación del director de la obra en cuestión, aunque en casos como Dragon Ball Evolution uno tiende a pensar que la interpretación es la de los productores, que ya tiene sus propias pautas: son virtudes y sus defectos. La cuestión es hasta que punto el director tiene potestad sobre la obra original y hasta que punto es licito modificarla según su criterio. En este caso, como en otros, la libertad creativa es limitada pues no nos vamos a engañar, la finalidad de este tipo de películas es hacer negocio pero, su "obligacion" para con el espectador es el entretenimiento estableciendo un deseable quid por quo. Pero hay que conocer la obra y saber al público al que se dirige ya que no todo el mundo tiene el mismo concepto sobre el entretenimiento. No se puede eludir tampoco que la FOX con Dragon Ball Evolution buscaba una película que pudiesen ver los más pequeños lo cuál además supone una infantilización de ciertas tramas en la película ya que no se han decidido a contar Dragon Ball en sus origenes sino que, más bien, han optado por empezar allí donde Dragon Ball empezó a eclosionar definitivamente como un fenómeno de masas.

En definitiva todos nos alegramos, exceptos algunos espectadores rezagados y benevolentes o aún inocentemente esperanzados en una secuela que sea verdaderamente digna de la obra original de Akira Toriyama, del fracaso de Dragon Ball Evolution. Ni siquiera como película, fuera de Dragon Ball, es reseñable como si lo serían otras adaptaciones fallidas como Constantine o From Hell que sin parecerse a sus originales, sobre todo en el caso de la segunda, son cuanto menos películas entretenidas. Tal vez como siempre recalca ese genio barbudo de forma algo gruñona que es Alan Moore, hay cosas que no es que no se puedan adaptar sino que no hay necesidad de hacerlo. Quizá deberíamos tener la suficiente madurez para saber ver que cada medio tiene sus propias reglas y que hay que valorar a una obra en su marco de referencia en que fue concebida y es innegable que en el caso de Dragon Ball donde mejor podremos apreciar su magnificencia es en las páginas del manga de Akira Toriyama y también, a otro nivel que es como nos acercamos la mayoria a Dragon Ball, en la serie de anime de Toei Animation. Eso o esperar que alguien con verdadera devoción por la obra y con talento se decida a darnos su visión sobre las aventuras de Goku y sus amigos.