30 de noviembre de 2009

Reflexiones y Citas "Extraordinarias"


"
Existe la noción de que la magia lo arregla todo. No lo hace.
“Es magia, no tenemos que explicarlo”
.
Bueno, de hecho sí, tienes que hacerlo.
La magia tiene que tener reglas."

J.M.
Straczynski sobre One More Day

25 de noviembre de 2009

-Superman: Identidad Secreta de Kurt Busiek y Stuart Immonen-

"El mundo está cambiando
pero el mundo siempre cambia"

Hay dos maneras de acercarse a un mito: de frente, abordando su fuerza como símbolo y siguiendo el rastro que deja al pasar, o a la manera de Kurt Busiek, desde su mismo corazón y hasta sus mismas entrañas. El guionista de obras como Marvels o Astrocity, algunos de sus trabajos más reconocidos, se ha caracterizado habitualmente por el enfoque "personal" que es capaz de conferir a sus mejores proyectos. De ello se desprende una visión intima y "terrenal" del género superheroico de la que Superman: Identidad Secreta es una buena muestra. Frente a los grandes relatos del personaje que redundan en su historia y en el homenaje a sus particularidades por separado para acercarse a su esencia más interna, casos como el reciente All Star Superman de Grant Morrison o afamados relatos como ¿Qué Sucedió con el Hombre del Mañana? de Alan Moore, Superman: Identidad Secreta, en cambio, profundiza en la humanidad y en la psicología de un personaje -con más de setenta años de historias a sus espaldas- de una forma muy diferente. Superman: Identidad Secreta es un relato poco convencional con un enfoque y una perspectiva narrativa que la convierten en uno de los mejores cómics, sino en la mejor, del Hombre de Acero. Lo cual no deja de ser curioso ya que Superman: Identidad Secreta nos habla de Superman, sí, de un personaje que se hace llamar Clark Kent, también, pero al mismo tiempo no es nuestro Superman de toda la vida.

Superman: Identidad Secreta se sitúa en nuestro mundo, en una realidad donde no existe Metropolis ni Gotham City, y los superhéroes sólo son un producto de los cómics y las películas de Hollywood. En este mundo, en un pequeño pueblo de Kansas, vive la familia Kent cuyo primogénito, llamado Clark, suele ser objeto de mofa por parte de sus compañeros de clase debido a su nombre. Su casa esta llena de muñecos, posters, camisetas, relojes y todo tipo de merchandising de Superman pues su familia y sus amigos siempre han encontrado divertido que se llame igual que el más grande de los superhéroes de los cómics. Clark, por contra, no lo encuentra tan divertido y maldice el momento en que sus padres dicidieron llamarle así. Pero un día descubre que tiene algo más en común con el mítico superhéroe que sólo el nombre de su identidad secreta: por alguna extraña razón un día descubre que tiene sus mismos poderes. Desde ese momento Clark Kent tendrá que lidiar con los problemas que supondrá su nueva condición y la necesidad de guardar un secreto tan grande como él mismo mientras busca las respuestas a su origen y, poco a poco, en el camino desde su adolescencia a su completa madurez, se convierte en el héroe que nunca hubiese imaginado ser.

El grupo creativo que forman Kurt Busiek y Stuart Immonen nos brindan una historia tan emotiva y bien hilada que consiguen trasmitirnos el deseo y el sueño de poder volar como el mismísimo Superman (incluso a los que sufren de mal de alturas). Kurt Busiek hace de lo increíble algo posible al adherirse su historia a la realidad de forma muy natural y sútil gracias a la fuerza de su narrativa. Y es que no podemos leer este relato esperando encontrar la tópica historia de superhéroes que descubren sus poderes y luchan contra el supervillano de turno sin más motivos que hacer el bien. Kurt Busiek nos habla de cosas más terrenales, de las dificultades para formar una familia cuando eres, definitivamente, diferente al resto y lo que supone convivir con un secreto que alimenta las fantasías y los sueños de la gente pero que te puede poner en peligro a ti y a los tuyos. Nada aparentemente novedoso que no haya sido contado con anterioridad pero que, en manos del guionista estadounidense, parece realmente algo nunca visto. Su visión de Superman tiene mucho más que ver con la visión Marvel de lo superheroico que con a la épica y ensalzamiento de lo fantástico propio de DC y mismo del personaje. Nunca se ha escrito una historia de Superman abordando la humanidad del personaje de una forma tan directa como en esta obra.

El Clark Kent que encontramos en Superman: Identidad Secreta, sin ir más lejos, recuerda poderosamente a un Peter Parker en cuya personalidad se refleja la ambigüedad de poseer un poder que al mismo tiempo resulta una bendición y un tormento. Incluso hay ciertos elementos más materiales y momentos concretos, sobre todo en su adolescencia, que recuerdan a la mítica creación de Stan Lee y Steve Dikto. El tono, por ello, nos retrotrae en gran medida a Marvels, por su factura y por su mirada "bondadosa" hacía sus personajes, hacía sus prodigios, y por la crueldad del mundo frente a lo inexplicable que allí encontrábamos. La diferencia entre una obra y otra, no obstante, son muchas pero una se hace más evidente y determinante: sus dibujantes. En Marvels teníamos al siempre efectivo Alex Ross a los lápices pero en Superman: Identidad Secreta es Stuart Immonen el encargado de realizar un trabajo que, en todo momento, se muestra a la altura de las circunstancias. Stuart Immonen confiere a la historia un tono oscuro, donde los grises están dotados de una gran vida, consiguiendo hacernos creer que el mundo que retrata en viñetas es el nuestro propio. Sin efectimos gratuitos Stuart Immonen nos ofrece grandes momentos con su atractivo trazo sucio e indefinido, entintado por él mismo en esta ocasión, y expresa una pasión que no se palpaba en el trabajo de Alex Ross en Marvels cuyo dibujo, a efectos narrativos, resulta demasiado estático. Un trabajo el de Stuart Immonen que parece un antecedente cercano al tipo de dibujo que hoy en día se ha instalado sobre todo, en la series de Marvel, con autores como Michael Lark o Steve Epting.

Superman: Identidad Secreta se divide en cuatro capítulos de nombres muy concretos que hacen referencia a conceptos muy definitorios de la historia del Hombre de Acero como son Smallville, Metropolis, La Fortaleza (de la Soledad se sobreentiende) o El Mañana (al que, como todos sabemos, pertenece Superman). La edición de Planeta de Agostini, de 2005, es un ejemplo de como deberían editarse este tipo de obras en nuestro país. Un tomo en rústica de tapa blanda, manejable y asequible para todos los bolsillos, sin rellenos innecesarios para encarecer el producto ni lujos que no corresponden pero siendo, ante todo, una publicación bien cuidada en todos sus aspectos. A modo de introducción encontraremos un artículo del propio Kurt Busiek explicando como el proyecto se fue gestando a lo largo de los años y como esta siempre había sido la historia de Superman que había deseado contar. Y es que Superman: Identidad Secreta es un cómic muy bien hilvanado, que soporta varias relecturas, que no se detiene en contar cosas que realmente no importan sino que las deja al juicio e interpretación del lector lo cual, sin duda, es un acierto que no hace más que jugar en favor del relato y los personajes. Si nunca habéis leído nada sobre el personaje, bien por falta de interés o por cualquier otro motivo, pero un día tenéis curiosidad por acercaros a él, si tenéis que optar por leer alguna historia sobre él que sea, sin dudarlo, Superman: Identidad Secreta. Será una apuesta sobre seguro.



Artículos relacionados:
-All Star Superman de Grant Morrison y Frank Quitely-
-Superman: Hijo Rojo de Mark Millar-

RecOMendados:
Superman: Identidad Secreta en ¿No Eres Mayor Para Leer Cómics?

Superman: Identidad Secreta en OcioZero

22 de noviembre de 2009

-El Último Héroe de Terry Pratchett y Paul Kidby-

"A la gente le parece raro que haya una tortuga que mida quince kilómetros y un elefante con más de tres mil kilómetros de altura, lo cual demuestra que el cerebro humano no está bien adaptado para pensar y que lo más probable es que originalmente fuera diseñado para enfriar la sangre"

El Último Héroe es la entrega número vigesimoséptima de la saga Mundodisco de Terry Pratchett, una fábula o novela corta que tiene la peculiaridad de estar espléndidamente ilustrada por Paul Kidby. En este caso la editorial Plaza y Janés ha decidido publicar la obra en una cuidada edición de lujo en tapa blanda con solapas, tal como apareció en la edición inglesa, y al contrario de lo que ocurrió con la anterior novela ilustrada de la saga, Eric, que fue publicada en nuestro país prescindiendo del trabajo gráfico del difunto Josh Kirby. No obstante, el trabajo de este último, siempre ha sido bastante deficiente a la hora de recrear el mundo creado por Terry Pratchett. Muy al contrario que Paul Kidby, ahora encargado de las portadas de las novelas del popular autor inglés después de la muerte de Josh Kirby, que demuestra su conocimiento sobre Mundodisco con un dibujo cargado de detalles, muy expresivo y, sobre todo, lleno de entusiasmo. El Último Héroe, a todo esto, es una novela algo diferente a lo habitual pues parte de la historia, según Terry Pratchett, se cuenta en las ilustraciones que la acompañan. En ella, no obstante, encontraremos algunos de los personajes habituales de las historias de Terry Pratchett y la misma increíble capacidad habitual de este autor para la parodia y el humor inteligente fruto de su agudizada ironía.

El Último Héroe cuenta la historia de Cohen el Bárbaro y su Horda de Plata un grupo de antiguos héroes, en realidad ancianos, que deciden emprender la última de sus aventuras: devolver a los dioses de Mundodisco el fuego que les fue arrebatado hace tantísimo tiempo por el primero de los héroes. Y van a devolvérselo con todo tipo de intereses en forma de gran explosión mágica en Dunmanifestin la morada de los dioses en Cori Celesti. El esperpéntico y cobarde mago Rincewind (la Ley de Murphy hecha carne), junto al Capitán de la Guardia de Ankh-Morpork, Zanahoria, y el genio "renacentista" Leonardo da Quirm tendrán que embarcarse en una arriesgada travesía alrededor del Mundodisco para poder detener a Cohen el Bárbaro y sus secuaces que, sin saberlo, están a punto de destruir el mundo conocido. Una historia en la línea de Terry Pratchett en la que encontraremos todo tipo de referencias históricas y mitológicas, clásicas y actuales e incluso propias de la cultura pop como, por ejemplo, el personaje de Vena Cabellera de Cuervo que es un guiño mal disimulado al personaje de la serie Xena la Princesa Guerrera o mismo Cohen el Bárbaro que, obviamente, hace alusión a Conan el Bárbaro. Con el mito de Prometeo como base y siempre con el objetivo de ridiculizar ciertos tópicos la fantasía épica Terry Pratchett nos ofrece, en clave de humor, uno de los mejores análisis sobre la figura del héroe y sobre la construcción de los mitos y leyendas a lo largo de los siglos.
-En este caso, con salvar el mundo -repuso Lord Vetinari después de encogerse de hombros.
-Pero tendremos que salvarlo para todos, ¿no? -objetó el señor Boggis -¿Para los extranjeros también?
-Bueno, sí. No se pueden salvar solamente las partes que le gustan a uno -dijo Lord Vetinari -Pero lo que tiene salvar el mundo, damas y caballeros, es que incluye de forma inevitable el trozo que le contiene a uno.
Sólo Terry Pratchett es capaz de crear una historia como El Último Héroe en la cual se entremezclan las referencias más clásicas y la crítica más ácida, irónica y certera hacía los tiempos que corren, en la que también tienen cabida guiños a la literatura de Julio Verne o a hechos contemporáneos como la carrera espacial, sin que el resultado parezca en ningún momento absurdo sino simplemente hilarante. Esta obra, como muchas del mismo autor, son completamente citables de principio a fin lo que demuestra que Terry Pratchett no es sólo un autor de bestsellers de éxito sino uno de los autores más atractivos y con un estilo más marcado de la literatura actual. Como se apunta de forma acertada en la edición de Plaza y Janés "nada escapa a la mirada inteligente, sagaz e irónica de Pratchett, que, a través del espejo de un mundo de fantasía, sabe ofrecernos una visión satírica y reveladora del nuestro". Pero, por encima de todo, la prosa de Terry Pratchett es de lo más divertida, con un humor muy cercano al de los míticos Monty Python, que nos hace creer que un mundo de fantasía como Mundodisco no sólo puede ser creíble sino incluso más real y lógico que el nuestro propio.

Las ilustraciones de Paul Kidby, en este caso, son un extra añadido de lo más agradable y su dibujo se adapta perfectamente a la prosa de Terry Pratchett presentando algunas estampas de lo más simpáticas y divertidas y funcionando en ocasiones como añadido visual a lo que se nos está narrando. El retrato de los personajes creados por Terry Pratchett encuentra de esta manera una plasmación ideal en manos de Paul Kidby. Este autor, fan número uno de las novelas de Mundodisco, ya publicó en 1996 The Pratchett Portfolio, una recopilación de ilustraciones de la saga fantástica, a la que le siguió The Art of Discworld y la presente edición de El Último Héroe. La colaboración entre ambos autores, en la que parece haber surguido un buen entendimiento y comprensión mutuos, promete más resultados interesantes en un futuro próximo. Mientras podemos disfrutar de una de las novelas más divertidas de Terry Pratchett que por su extensión resulta casi un pequeño cuento y que puede resultar una buena excusa para acercarse por primera vez a la obra de este prolífico autor si no lo hemos hecho anteriormente. Para los aficionados ya consumados, la edición de El Último Héroe por parte de Plaza y Janés, será una estupenda noticia. En nuestro país todavía queda trabajo por hacer ya que hasta ahora se han publicado veintitrés de las treinta y seis novelas de Mundodisco que ha escrito Terry Pratchett hasta la fecha siendo El Quinto Elefante, La Verdad y El Ladrón de Tiempo las últimas de ellas en ser traducidas.


Artículos relacionados:
La Mitología de Mundodisco -¿Y Quién es Om?-



Dedicado, hoy también, a Jezabel.
Y a Rafagast, Ladilla Verde y a todos los aficionados a Mundodisco.

18 de noviembre de 2009

-1602 de Neil Gaiman y Andy Kubert-

"He vivido casi diecisiete años. Mañana moriré.
Y eso es lo que más me duele: que moriré en el suelo.

Que jamás volveré a surcar los cielos, a bailar, a reír, a volar..."

Neil Gaiman, guionista y escritor ampliamente reconocido por su obra The Sandman, suele ser una garantía de calidad por su habilidad para contar historias llenas de magia, de mundos oníricos y de personajes increíbles y carismáticos. Su prosa nunca pierde un ápice de calidad al ser trasladada a viñetas sino, al contrario, sabe siempre sacar provecho de sus ideas plasmándolas de forma excelente y con la habilidad necesaria para saber resaltar las virtudes de los dibujantes con los que trabaja. Uno de sus trabajos más llamativos de los últimos años, aunque quizá de los menos personales que ha realizado hasta la fecha, fue la miniserie de ocho números con el críptico nombre de 1602 para la editorial Marvel. Un trabajo que Neil Gaiman realizó en su momento para poder sufragar el gasto judicial que estaba suponiendo su demanda contra Todd McFarlane por los derechos de Miracleman y de algunos de sus personajes creados para la serie Spawn de los que el editor y empresario de Image Comics prescindió de pagarle sus correspondientes royalties. Fue en ese momento cuando Joe Quesada, aprovechando la situación, le propuso a Neil Gaiman crear una serie fuera de continuidad para la también llamada Casa de las Ideas. El resultado fue 1602, un "cómic de época" con los personajes Marvel más iconicos como protagonistas absolutos, junto al dibujante Andy Kubert y el colorista Richard Isanove.

¿Qué hubiese pasado si los héroes más conocidos de Marvel hubiesen protagonizado sus historias hace más de 400 años atrás en el tiempo? La historia se sitúa durante los últimos años del reinado de Isabel I en Inglaterra. En un mundo de nuevas oportunidades y de malos presagios algunas cosas extrañas están empezando a ocurrir mientras la Inquisición de la Iglesia Católica sigue empeñada en su persecución de los "nacido brujos". La reina asesorada por el jefe de sus espías Sir Nicholas Furia y por su Maestro de Botica, el Dr. Stephen Extraño, decide poner a buen recaudo un misterioso objeto procedente de la ciudad santa de Jerusalén que podría ser peligroso de caer en malas manos. Sir Nicholas Furia encomienda la misión a uno de sus mejores agentes: Matthew Murdoch un juglar irlandés invidente con destacables habilidades físicas y un carácter muy peculiar. El misterioso objeto, no obstante, ya ha conseguido llamar la atención de ciertas fuerzas oscuras encarnadas por el Conde Otto Von Muerte apodado El Hermoso que intentará conseguirlo a toda costa. En esta ya de por sí compleja trama se verá envuelta una joven llamada Virginia Dare y su entregado y fiel protector Rojhaz recién llegados a Inglaterra desde la colonia de Roanoke en el Nuevo Mundo.

1602 es una historia que funciona como homenaje a la época dorada de la editorial que en los años 60 vivía su etapa más prolífica de la mano de Stan Lee, Jack Kirby o Steve Dikto y con la creación de algunos de sus personajes más representativos de todos los tiempos como son Los Cuatro Fantásticos, Spider-man, los X-men, Hulk o Thor. Son estos personajes fundadores del llamado Universo Marvel, con la gran excepción de Ironman, los que encontremos en la historia en detrimento de algunas creaciones más contemporáneas de la misma editorial. El autor de origen inglés con su habitual sutileza y depurada narrativa caracteriza a los personajes acorde con la época, trasladando el ámbito geográfico norteamericano habitual de los cómics Marvel a la Inglaterra del siglo XVII, en lo que acaba resultando un entretenido juego para el lector que, por supuesto, no pretende seguir una rigurosidad histórica. Confabulando a su favor los lápices de Andy Kubert, sin entintar y coloreados digitalmente por Richard Isanove, consiguen una estética similar a la de algunos grabados antiguos lo cual resulta una presencia perfecta para la serie que se traduce en una ambientación de auténtico lujo. Algo similar a lo que Andy Kubert ya propuso en el ya clásico Lobezno: Origen junto al guionista Paul Jenkins en 2001 pero llevado a otro nivel.
"Quería escribir un cómic con la misma sensación de ligereza, y de pertenecer a un mundo recién nacido, que había visto en aquellas primeras historias de los cómics Marvel. Escribir algo que no fuera un pastiche, pero que tanto Stan Lee como Jack Kirby o Steve Ditko hubieran reconocido"

Neil Gaiman sobre 1602

La trama que plantea Neil Gaiman está bien llevada y aunque tal vez no sea de sus mejores trabajos, ni el más redondo ni el más imaginativo, sí conserva su sello y su estilo propio que la convierten de por sí en una entretenida historia de ágil y disfrutable lectura. El punto de partida no es del todo original, Neil Gaiman remarcó el hecho de que para él no se trataba de un Wath If o un Elseworlds, pero es de alabar el trabajo del guionista inglés para saber buscar la profundidad de una historia en la que muchos otros autores habrían naufragado sin siquiera atisbar la orilla. Prueba de ello son las posteriores secuelas o spin-offs del mundo ideado por Neil Gaiman que intentaron explotar el concepto ya establecido por él y que no gozaron del éxito de esta primera miniserie ni atesoraban, por descontado, la calidad y potencial de la obra original. Ni 1602: Un Nuevo Mundo guionizada por Greg Pak y dibujada por Greg Tocchini ni 1602: Fantastick Four escrita por Peter David e ilustrada por Pascal Alixe consiguen transmitir el espíritu que intentaba imprimir Neil Gaiman a la serie y caen en demasiados tópicos y recursos fáciles que convierten estas secuelas en simples anécdotas del todo prescindibles.

En nuestro país 1602 ha conocido ya varias ediciones diferentes por parte de Panini lo cual nos habla algo de la popularidad y éxito de la historia. La primera de estas ediciones data de 2005 y esta formada por dos tomos recopilatorios 100% Marvel de 112 páginas con cuatro números de la serie original cadauno y que llevaban por título 1602: Donde las cosas empiezan a cambiar y 1602: Donde se planea una traición. Posteriormente, en 2006, la serie volvería a ser editada en un único tomo de 224 páginas, con bocetos de Andy Kubert y partes del guión original de Neil Gaiman como extras, siendo además una de las primeras obras que inaguraban la línea Best of Marvel Essential de la compañia. Y, finalmente, este mismo año ha vuelto a ser publicada dentro de la colección Marvel Deluxe en un tomo de 240 páginas que, de momento, parece la edición definitiva de la obra. Así es como tenemos a nuestra disposición muchas posibilidades para acercarnos a una obra que vale la pena reivindicar de un autor al que nunca conviene perderle la pista. Y es que es difícil, sino imposible, poder experimentar la sensación que debió suponer la gestación del hoy en día basto Universo Marvel allá por los lejanos años 60 pero sí de alguna manera hay una obra que haya conseguido acercarse a esa sensación, sin duda, tiene que haber sido esta.



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La Leyenda de la Llama Verde de Neil Gaiman


Dedicado a Jezabel (también en Delirio & Delicia).
Porque aunque con Neil Gaiman comprendí la magia
es a tu lado donde la siento.

17 de noviembre de 2009

-Entender el Cómic: El Arte Invisible de Scott McCloud-


"¡El potencial del cómic es ilimitado y apasionante!"


Scott McCloud se ha labrado un nombre dentro del mundo del cómic y no tanto por sus historias, que tienen a su obra Zot! como máximo exponente, sino por su labor como divulgador y teórico sobre este tipo de arte ilustrado en viñetas. En relación a esto Scott McCloud ha colaborado con varias obras prácticas y referenciales como son Entender el Cómic: El Arte Invisible (Understanding Comics: The Invisible Art) y La Revolución de los Cómics (Reinventing Comics). Recientemente se ha editado en nuestro país a través de la editorial Astiberri una recopilación de las historias en blanco y negro de la mencionada Zot! y su última obra en forma de ensayo bajo el título de Hacer Cómics (Making Comics). Estos estudios sobre el lenguaje del cómic, su historia, sus formas de expresión y los métodos a través de los que ha evolucionado vienen a cubrir un hueco en la siempre primitiva bibliografía teórica existente sobre este tipo de expresión artística. Remarcable, además, que Scott McCloud lo haga en este caso de la forma más práctica posible aprovechando las posibilidades que le otorga el medio y obteniendo como resultado lo que él mismo llama en la introducción de Entender el Cómic como "un cómic book que trata de cómics".

Entender el Cómic ofrece una visión diferente del cómic, una disección de sus aspectos más importantes, ayudando a comprender qué es aquello que lo hace tan especial y dejando claro que estamos ante una forma de arte que aún necesita encontrar su sitio en la mentalidad del público mayoritario que en muchos casos aún no ha sabido desprenderse de algunos de sus prejuicios. Cosa que si consigue en su obra Scott McCloud donde, sin ir más lejos, sabe tratar por igual el cómic europeo o norteamericano o el manga japonés concediendo y reconociendo los méritos a quién pertenecen sin ningún tipo de descriminación. Esta visión y mentalidad de su autor se antoja perfecta para un proyecto de este tipo y permite que la obra no se quede en una simple alabanza a los logros del cómic occidental y sus artistas que nos podría haber ofrecido otro autor. Pero Scott McCloud sabe encontrar el equilibrio idoneo para hablar del cómic: en general y en mayúsculas. Para ello, el autor de Zot!, se sirve de un dibujo sencillo, de un alterego de tinta y papel estilo cartoon, y de un manejo de las posibilidades del cómic desde la perspectiva, el color, ciertos juegos viuales y otro tipo de recursos que funcionan de forma intructiva y casi educativa a ojos del lector.

Con un estilo distendido y ameno el autor relata y esboza los que, a su modo de ver, son orígenes más remotos del cómic -para los que incluso se remonta al Antiguo Egipto- y nos alecciona sobre el poder de los símbolos y el porqué de que en los cómics estos cobren especial relevancia. Todo ello nos da una visión bastante clara del mecanismo interno de funcionamiento del lenguaje de las viñetas. Sus pequeños esbozos sobre el arte moderno y contemporáneo, además, ayudan a comprender mejor la postura de otros artistas respecto al cómic y sobre el propio arte en general y también a entender ciertos puntos importantes sobre el hecho artístico que muchas veces pasamos por alto. Entender el Cómic se divide en diferentes capítulos dedicados a diferentes aspectos del mundo del cómic con títulos como El vocabulario de los cómics, La línea viva, Las viñetas y el tiempo, Sangre en la calle, Ensamblando las piezas o Unas palabras acerca del color.

Esta obra
se convierte ante todo en un alegato de Scott McCloud ante todos aquellos que tienen el cómic, aún hoy en día, como un arte menor y que lo siguen considerando casi de simple artesanía el trabajo que realizan guionistas, dibujantes, coloristas o entintadores desde hace más de un siglo o de despreciarlo por ser un simple "juego de niños" lo cual no les permite ver la amplitud temática y de posibilidades que puede ofrecer el medio. Scott McCloud establece esta defensa de forma sencilla, accesible y conciliadora, para todo tipo de públicos y sin crear pólemicas vacías sino que, más bien al contrario, impregna con una cierta filosofía ligera toda su obra lo cual invita a la reflexión y al debate casi de forma natural. Y es que, a pesar de que se podrá estar de acuerdo o no con algunas de las afirmaciones del autor, una obra como Entender el Cómic es, ante todo, necesaria. Es una obra que resulta indispensable para todos los amantes de este tipo de arte y para aquellos que quieran profundizar algo más en el conocimiento del medio. Ciertas respuestas, eso sí, siempre quedan a nuestra interpretación.

Se puede decir que con cierta sencillez, que no simpleza, y siempre con su habitual espíritu entusiasta Scott McCloud descifra el secreto de la magia que entrañan las viñetas para dejar claro que el cómic es un arte mucho más complejo de lo que a primera vista puede parecer. Entender el Cómic ha gozado de un amplio reconocimiento entre los profesionales del medio como bien se refleja en la contraportada de la edición de Astiberri en la que encontramos elogios de personalidades tan destacadas como Alan Moore, Neil Gaiman, Art Spiegelman, Matt Groening o Will Eisner. Algunos de ellos, como el mencionado Neil Gaiman, junto a otros nombres importantes del mundo del cómic como son Steve Bissette o Kurt Busiek son reconocidos en los Agradecimientos de la obra por el propio autor "por revisar el borrador del original" y proporcionar "valiosas críticas" que ayudaron a "mejorar y reestructurar" algunos capítulos. Es así como Entender el Cómic resulta una obra avalada y representativa del "star-system" comiquero siendo también un ensayo de factura independiente que intenta generar opiniones y debates sobre un tema del cual hay tanto por decir, sobre qué es el cómic y, como bien indica el propio Neil Gaiman, "sobre lo que puede ser".


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Zot! de Scott McCloud


Dedicado a Haddock y Kiryë de Jardín Kiryesco
Ellos sabrán el porqué ;)

15 de noviembre de 2009

-Green Lantern de Geoff Johns e Ivan Reis-


Los nombres de Green Lantern y el guionista Geoff Johns han estado muy ligados desde que en 2006 este último fuese el encargado de recuperar y "redimir" al defenestrado Hal Jordan en la miniserie Green Lantern: Renacimiento después de su larga caída hacía el lado oscuro. Desde entonces el guionista estadounidense ha recuperado gran parte del prestigio perdido, no ya del personaje, sino de los Green Lantern Corps en general. Ha ampliado la mitología en la que se sustentan estos y ha redefinido conceptos desde su propia base desechando el inmovilismo en que se había anclado la serie en etapas anteriores. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, Geoff Johns ha ido contando su gran historia cuyo primer punto álgido fue la guerra de los Sinestro Corps que ya sentaba las bases para el gran evento de DC que actualmente se esta publicando en Estados Unidos: La Noche Más Oscura (Blackest Night). En nuestro país Planeta de Agostini, desde hace unos meses, ha otorgado por fin una serie propia Green Lantern a partir de los números #29-31 después de una temporada compartiendo título conjunto con Green Arrow.

La ocasión, sin duda, era la apropiada pues en estos números Geoff Johns nos vuelve a contar el origen del personaje encarnado por Hal Jordan que, a excepción de otras revisiones habituales en este sentido, no cae en lo gratuito o en lo anodino. En este caso Geoff Johns nos retrotrae a los primeros años del personaje pero sin olvidar, en ningún momento, el presente de este y utilizando esta revisión para limar algunos aspectos de la historia de la serie y, en concreto, profundizar en la relación de Hal Jordan con el que fuera uno de sus primeros compañeros en los Green Lantern Corps y máximo rival suyo con posterioridad: Sinestro. Villano al que el guionista convierte en la antítesis definitiva del héroe esmeralda no sin ciertas reminiscencias más que evidentes a La Guerra de las Galaxias. De esta manera, esta historia, se convierte en un trampolín muy propicio para aquellos que nunca se hayan acercado al personaje y tengan curiosidad por él y al mismo tiempo presenta suficientes novedades y matices que avanzan la continuidad de la serie para llamar la atención de los más veteranos.

Geoff Johns en Green Lantern sabe manejar la caracterización y la psicología de los personajes con soltura y pulso narrativo a la vez que sabe relatar pasajes verdaderamente épicos en los que la acción superhéroica resulta todo lo espectacular que requiere el género y el título. A esta espectacularidad le debe mucho el trabajo de Ivan Reis a los lápices con el cual el guionista parece complementarse a la perfección. Ivan Reis tiene un estilo sencillo y limpio, con cierta carencia en la expresividad de los rostros de sus personajes, pero muy solvente en el plano narrativo y con un talento especial para plasmar grandes escenas multitudinarias con todo tipo de personajes. Con Geoff Johns ya trabajó en su momento en la guerra de los Sinestro Corps donde colaboraron otros muchos artistas como Ethan Van Sciver, Patrick Gleason, Jamal Igle o un Dave Gibbons en horas bajas. Destaca en esta saga los llamados Tales of The Sinestro Corps, unos relatos cortos a modo de complemento, muy deudores de la mítica serie House of Mystery. Estos relatos guionizados por Geoff Johns y dibujados por Dave Gibbons nos cuentan por boca de Lyssa Drak, Guardiana del libro de Parallax, la génesis de algunos de los miembros de los Sinestro Corps que sirven como excusa para contar algunas pequeñas historias de terror con sus correspondientes vueltas de tuerca que resultan de lo más entretenidas.

En definitiva, Green Lantern, por derechos propios y por el trabajo que en ella ha venido realizando Geoff Johns se ha convertido en una serie a tener en cuenta y todo ello a falta de cerrar uno de sus capítulos más importantes, la mencionada La Noche Más Oscura, donde culminará la lucha entre espectros y anillos de diferentes colores que actualmente nos esta relatando. Y es que Geoff Johns ha sabido jugar con el simbolismo y con el poder metafórico del personaje de DC, creando en el camino una historia que lidia con aspectos tan humanos como el poder de las emociones, la fuerza de voluntad o, como no, el miedo. El resultado es una serie entretenida, en la que los personajes tienen la complejidad necesaria para resultarnos atractivos y las escenas épicas están muy bien planteadas y ejecutadas. Pronto los muertos se levantaran de sus tumbas por todo el universo, villanos y seres queridos por igual, reclamando lo que es suyo y haciéndonos comprender el verdadero poder de la muerte. Todo ello estaba escrito en el libro de Oa pero los Guardianes del Universo lo ignoraron y ahora todos los héroes de la Tierra, La Liga de la Justicia, los Green Lantern Corps y Hal Jordan tendrán que enfrentar las consecuencias.


Artículos relacionados:
La Leyenda de la Llama Verde de Neil Gaiman
Ver también:
Entrevista a Geoff Johns sobre Green Lantern en 999


12 de noviembre de 2009

-Lobezno: El Viejo Logan de Mark Millar y Steve McNiven-


Hace 50 años se produjo una alianza de villanos que lograron, con efectos devastadores, imponerse finalmente a los héroes. Personajes como Magneto, Kingpin o el Doctor Muerte se hicieron con el control de Estados Unidos repartiéndose el territorio a capricho y sumiendo al país en un futuro postapocalíptico donde las ciudades han desaparecido en su mayoría para dejar paso a extensas y desérticas zonas casi desprovistas de vida. El mundo resultante en esta situación extrema es brutal y cruel y prima, ante todo, la ley del más fuerte. En estas circunstancias Logan, anteriormente conocido como Lobezno, es uno de los pocos superhéroes que aún continúan con vida pero se encuentra retirado en una pequeña granja de Sacramento donde ha formado una familia en este tiempo. Desde la tragedia que asoló el país decidió no volver a sacar sus garras y no recurrir a la violencia para solucionar sus problemas a pesar de que los repulsivos y degenerados descendientes de Bruce Banner, autoproclamados los dueños de la zona , se dedican a hostigarle continuamente y le obligan a pagar un abusivo alquiler. Ahora Logan les debe dinero y se verá obligado a realizar un viaje a través de una derruida Estados Unidos hacía Nueva Babilonia (conocida en tiempos pasados como Washington) junto al envejecido y ciego Ojo de Halcón para reunir el dinero con que saldar su deuda y salvar a su familia.

Esta es la idea de partida que Mark Millar y Steve McNiven conciben en la miniserie en ocho partes Lobezno: El Viejo Logan, recientemente concluida en nuestro país por Panini, y que nos presenta un mundo paralelo, a la manera de un what if, que funciona como todo un blockbuster comiquero y que como tal mantiene las mismas virtudes y defectos que sus parientes cinéfilos. El mundo ideado por Mark Millar recuerda a producciones como Mad Mad de George Miller o El Mensajero del Futuro de Kevin Costner pero, sobre todo, tiene como principal referencia Sin Perdón de Clint Eastwood siendo Lobezno en esta historia un sucedáneo de William Munny el personaje protagonizado por el actor y director estadounidense en dicha producción. Podemos encontrar aquí un Mark Millar cercano, por otro lado y ya volviendo a los cómics, a las historias que conforman su pequeña etapa en la serie regular de Lobezno junto a John Romita Jr. y que se tradujo en las sagas Enemigo de Estado y su continuación Agente de SHIELD recopiladas hace poco por Panini en su colección Marvel Deluxe. El tono de estas historias es el mismo que encontramos en Lobezno: El Viejo Logan pero la narrativa que es capaz de ofrecer un dibujante como John Romita Jr. en sus viñetas dista bastante, sin ser mejor o peor, a la que puede plasmar Steve McNiven que no deja de ser un artista bastante efectivo.

Lobezno: El Viejo Logan báscula entre la curiosidad con la que Mark Millar sabe engatusarnos para hacer que nos interesemos por averiguar en que ha quedado convertido en este futuro el tradicional Universo Marvel y, por otro lado, por las espectaculares escenas retratadas por Steve McNiven. Con un guión simplista y lleno de boquetes argumentales Mark Millar no se molesta en entrar en detalles y recupera su tono más gamberro como la de su etapa en The Authority o la de sus obras más "personales" como Kick Ass o Wanted pero sin la fuerza ni las ideas presentes en estas. En esta ocasión el autor de origen escocés se decanta más por el homenaje y el guiño a la historia Marvel con más de una referencia cinéfila poco disimulada. Lobezno: El Viejo Logan es por ello una historia que no se toma en serio a sí misma y que busca el entretenimiento fácil desechando las posibilidades que podría haber explorado el relato pese a partir de una idea que no resulta tampoco original a estas alturas. Pero Lobezno: El Viejo Logan es una historia que no engaña a nadie y sólo busca convertirse en un entretenimiento ligero en la línea de Marvel Zombies que fácilmente podría explotarse al igual que esta, o como ya se hizo con el 1602 de Neil Gaiman, en multitud de secuelas, continuaciones y spin-offs de todo tipo.

Mark Millar aprovecha para jugar con los personajes Marvel a su antojo dejando en el camino más de un guiño a momentos clásicos de la historia de estos y presentando algunos cameos llamativos por el camino que no dejan de buscar la complicidad con el marvelita de a pie y que siempre resultan ser un recurso simpático al que recurrir. Aunque es tal el grado al que llega en este aspecto Mark Millar en Lobezno: El Viejo Logan que la trama peca de ser algo fugaz y frágil convirtiéndose en una road movie que podría haberse resumido en un único número sino fuese por esta mencionada carga referencial, en ocasiones gratuita y poco sútil, empleada por el autor. La trama inexistente es una excusa y un escaparate para las escenas de acción sangrientas y llevadas al extrema de cada capítulo y que pretenden mantenerse por la propia expectación que genera un Lobezno al que le han cortado las garras. Diálogos cortos, con poca profundidad pero efectivos y una ensalada de splash pages de Steve McNiven de por medio acaban de conformar esta obra. Un entretenimiento altamente disfrutatable si uno es capaz de abstraerse y no buscar la coherencia y la lógica en lo que se nos cuenta. En definitiva, Lobezno: El Viejo Logan, viene a ser en viñetas lo que X-men Orígenes: Lobezno al cine sólo que en este caso se agradece al menos que la sangre haga acto de presencia.


Ver también:

X-men Orígenes: Lobezno de Gavin Hood

10 de noviembre de 2009

Reflexiones y Citas "Extraordinarias"


"¡Yipikayei, hijo de puta!"

Bruce Willis como John McClane en la saga La Jungla de Cristal