"Un mundo sin Superman.
Ese sí que es un desafío para el ingenio humano"
En el año 2008 el guionista de origen escocés Grant Morrison y su compatriota Frank Quitely, cuyo verdadero nombre es Vincent Deighan, daban por concluida All Star Superman, una miniserie de doce números ajena a la continuidad tradicional del Universo DC que ha sido aclamada como una de las mejores historias jamás escritas sobre Superman. Grant Morrison recupera al superhéroe más clásico, el héroe solar primigenio que concibieron en los años cuarenta Jerry Siegel y Joe Schuster, sin olvidar en el camino todas historias que ha vivido el personaje y que han forjado y marcado su leyenda a lo largo de las décadas. El héroe de All Star Superman báscula entre su devoción y confianza en el ser humano y su labor como tutor y protector de la Tierra, como mecenas de la modernidad y símbolo del progreso, que resultan en posturas, aparentemente, incompatibles. La portada del número uno de la serie que Frank Quitely resulta a todo esto un reflejo perfecto de esta dicotomía en la que vemos la figura de Superman, con una mirada cándida y afable, casi paternal, mientras vigila y observa desde las alturas el avance de la civilización a la que ha contribuido a preservar.
En 2006 "les enfants terribles" del cómic estadounidense, el guionista irlandés Garth Ennis y el dibujante estadounidense Darick Robertson, nos daban a conocer una serie muy diferente. The Boys se presentaba como una parodia satírica y tremendamente cínica de los cómics de superhéroes y de la industria. Una obra llena de violencia, sexo, tacos y pólemica de lo más gratuita, con constantes guiños a personajes y series del mainstream superheroico como el propio Superman, Batman, los X-men, Los Vengadores, La Liga de la Justicia y un largo etcétera. En esta historia los superhéroes son de todo menos figuras ejemplares y, al igual que cualquier ser humano corriente, están movidos por la codicia, el poder, las drogas y el sexo. La única diferencia es su coindición suprahumana que les permite creerse por encima del mundo humano por el que no parecen sentir ningún aprecio. En su número treinta y cuatro Darick Robertson nos sorprende con una portada que remite directamente a la realizada por Frank Quitely para el primer número de All Star Superman. El ideal que representaba ese Superman de la serie de Grant Morrison y Frank Quitely aquí se convierte en una aviesa figura, vestida con una ostentosa esvástica en su capa y un corte de pelo militar, que presencia indiferente la destrucción del mundo. Un homenaje lleno de ironía y malas vibraciones.
Ver también:
-All Star Superman de Grant Morrison y Frank Quitely-
-The Boys de Garth Ennis y Darick Robertson-
1 comentario:
Joer, pues es verdad. Mira que había visto las dos portadas decenas de veces, y no se me ocurrió hacer la evidente asociación. Muy bien apuntado. Por cierto, ambas portadas me parecen magníficas.
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