"¡Volví la espalda a este mundo corrupto,
a este basurero que osa llamarse civilización!
Me volví hacia lo primitivo, hacia lo limpio...
¡Y qué locura, qué paradoja!
¡Encontré dignidad y honor, honradez y civilización,
en lo que la mayoría llamaría salvaje!"
La Última Cacería de Kraven es una destacada historia de J.M. DeMatteis y Mike Zeck considerada, aún hoy en día, una de las mejores historias jamás contadas de Spider-man. El personaje creado en 1962 por Stan Lee y Steve Dikto ha vivido muchas etapas y muchas aventuras desde su nacimiento pero muy pocas han dejado una huella tan perdurable como ella. Un relato, por otro lado, muy poco ligado a la línea clásica y tradicional de las historias a las que nuestro amistoso vecino suele estar acostumbrado y que fue publicado a caballo de las tres series arácnidas del momento: The Spectacular Spider-Man, The Amazing Spider-Man y Web Of Spider-Man. Remarcable es la fecha de su publicación,1987, pues un año antes Frank Miller había deslumbrado al público con El Regreso del Caballero Oscuro y, anteriormente, con su etapa en Daredevil y su epílogo final Born Again, así como Alan Moore y Dave Gibbons se habían embarcado en la que sería su obra más conocida y aplaudida: Watchmen. La Última Cacería de Kraven fue eclipsada inevitablemente, quizá algo injustamente, por estas obras que a la postre definirían el cómic de superhéroes de las próximas generaciones quedando relegado a un segundo plano el relato de J.M. DeMatteis y Mike Zeck que, a todas luces, resulta una obra heredera de su tiempo.
La Última Cacería de Kraven, como indica su título, tiene como "estrella invitada" al conocido villano del trepamuros de la Marvel. Un personaje que nunca antes con anterioridad había tenido la presencia ni el carisma que J.M. DeMatteis consiguió darle en esta historia donde en apenas en seis números pasaba de ser una figura de segunda categoría, como había sido siempre, a convertirse en el más letal de los enemigos de Spider-man. Kraven el Cazador aquí hereda el papel que el Duende Verde original, Norman Osborn, había tenido como némesis definitiva de Spider-man hasta su primera desaparición en la mítica historia La Muerte de Gwen Stacy de 1973. J.M. DeMatteis, no obstante, lleva a Kraven el Cazador a un nuevo nivel, convirtiéndolo en una amenaza más allá de lo puramente personal, atentando a la mismísima identidad de Spider-man de una manera que ningún otro enemigo o amenaza había conseguido con anterioridad ni volvería a conseguir. Kraven el Cazador se convierte en un antecedente al tipo de villano que se pondría de moda a finales de los años 80 y durante el transcurso de los años 90 del siglo XX y que acabarían personificando en los cómics de Spider-man nombres como Venom o El Chacal que, a pesar de todo, no pasarían de ser meras fotocopias sin alma del desaparecido cazador de cazadores.
Kraven el Cazador, alterego del empobrecido aristócrata ruso Sergei Kravinoff, apareció por primera vez en los cómics arácnidos en el ya lejano The Amazing Spiderman #15 del año 1963 cuando Stan Lee y Steve Ditko estaban aún a cargo de la serie del voluntarioso Peter Parker. La esencia de este villano ya se podía presentir en aquellos primeros números donde, a diferencia de otros enemigos acérrimos de Spider-man, Kraven el Cazador no buscaba destruir el mundo o enriquecerse gracias a sus habilidades sino que, en un primer momento y auspiciado por su particular amigo El Camaleón, sólo buscaba derrotar al lanzaredes y probar su superioridad frente a él. En La Última Cacería de Kraven vemos como este preámbulo se ha convertido en una obsesión que le ha llevado a la locura, conocemos a un hombre que ha vivido mucho más de lo que pensábamos y con unos ideales más definidos de los que podíamos presentir, un ser melancólico y orgulloso de un tiempo pasado, que renuncia a la civilización a la que considera ese "mundo corrupto" en oposición a lo salvaje que representan la dignidad y el honor. Kraven el Cazador pone en práctica entonces su último plan y mata a Spider-man, no físicamente, sino psicológica y espiritualmente, enterrándolo vivo y sustituyéndolo en sus funciones, vistiendo su máscara y aplicando una justicia más dura y primitiva que tendrá su apogeo en su lucha contra Alimaña.
Alimaña, un ser atormentado y repulsivo que Spider-man no había podido derrotar en solitario, es cazado por Kraven el Cazador triunfando allí donde la araña, la encarnación de todos sus demonios interiores, no lo hizo. Con todo ello demuestra que la vida del héroe estaba en sus manos y que, en todos los sentidos, ha conseguido superarle. Kraven el Cazador, no obstante, no se percata de que la araña no existe más que en su cabeza. "Has asesinado a una máscara, pero no has asesinado a un hombre" elocubrará un Peter Parker que clama por escapar de su tumba enfrentándose cara a cara con la muerte. Spider-man deberá encarar su propia transformación dejando morir a la araña para poder salvar al hombre. El héroe que escapa de su tumba ha renacido, ha cambiado y mutado, siendo ahora más consciente de su mortalidad. Sabe que Kraven el Cazador ya no está en su poder y eso, como intuye el temido villano al verlo, no sólo le asusta sino que también le entristece. Pero, "por algún motivo extraño, inexplicable" a él también, pues reconoce que no hay vuelta atrás y el círculo vicioso del que no han podido escapar nunca, ese enfrentamiento cíclico entre el bien y el mal que reflejaba de forma perfecta La Broma Asesina de Alan Moore y Brian Bolland, definitivamente se va a romper.
Una vez que ha conseguido su objetivo y se ha percatado del honor que había bajo la máscara de la araña a Kraven el Cazador no le queda nada más por lo que seguir luchando y decide poner punto a final a su vida dejando para el recuerdo una escena que ha pasado a la historia del cómic por méritos propios. Al final todo cambia para seguir igual y Spider-man, al contrario que su enemigo, decide continuar adelante restableciendo ese círculo del que se ha apeado Kraven el Cazador después de un último encuentro en el que este parece hacer gala de un conocimiento, de un aprendizaje y madurez, al que aún no puede aspirar un Peter Parker ya que él puede ver "más allá de las cosas". La muerte, tan presente a lo largo de toda la historia, se lleva entre bambalinas a un personaje que ha conquistado su honor y que ha cumplido con su cometido dándose cuenta que el sentido de la responsabilidad de su adversario le hace digno y lo convierte, en definitiva, "en un buen hombre" que ha sabido sobreponerse a "este basurero que osa llamarse civilización" y que ha salido victorioso de su enfrentamiento con la muerte.
La Última Cacería de Kraven, pues, es una obra con una gran carga simbólica y abierta a múltiples interpretaciones que en gran medida permite relacionar la obra de J.M. DeMatteis y Mike Zeck con el Born Again de Frank Miller en cuento a intención y temática. Mike Zeck en los lápices, autor también de la irrelevantes pero míticas Secret Wars, plantea la historia de J.M. DeMatteis de forma magistral ofreciendo un dibujo claro y detallado con el que sabe balancear de forma eficiente el difícil guión propuesto por el guionista estadounidense y que acabará por definir el entintado de Bob McLeod y el color de Janet Jackson (recoloreado en 2006 por el propio Mike Zeck e Ian Tetrault). En conjunto La Última Cacería de Kraven posee una atmósfera tenebrosa y angustiosa, realmente claustrofóbica, donde el contraste entre luz y oscuridad, muerte y vida, es siempre constante, con un personaje como Kraven el Cazador de fuerte caracterización nietzchiana e ideales animistas, casi anárquicos en el sentido de El Club de la Lucha de Chuck Palahniuk; en contraposición a la personalidad prácticamente dostoievskiana de un Peter Parker en el que reside un tipo de religiosidad innata que bebe y se alimenta de su sentido de responsabilidad. Una "terrible simetría" como bien supo ver J.M. DeMatteis apropiándose de los conocidos versos de William Blake que, coincidencias o casualidad, también utilizaría Alan Moore en uno de los capítulos de Watchmen. Lo que está claro es que, si algo demostró La Última Cacería de Kraven es que los villanos, aunque parezca mentira, también tienen alma.
Ver también:
-Spiderman: Los Años Perdidos de J.M. DeMatteis y John Romitta Jr.-
RecOMendados:
-La Última Cacería de Kraven en Ocio Zero-
4 comentarios:
Una auténtica joya, atípica para ser de Spiderman por su tono oscuro, pero que tiene algo que hace difícil olvidarse de este cómic.
Genial! La mejor historia que he leido de Spider-Man en toda mi vida. Quizá porque el personaje principal era Kraven (retumban tambores) EL CAZADOR.
En fin, me pareció chévere la reseña. Buena presentación al inicio, exacta descripción de Kraven y me gustó los paralelos que trazas para delimitar esta historia.
PD: bien bacán el nuevo look del blog.
Totalmente de acuerdo, Etrigan.
Gracias Baal Zak aunque la reseña que incluyo en los links, de Ocio Zero, es mucho más completa.
Para mí La Última Cacería de Kraven sigue siendo la mejor historia de Spider-man que se ha escrito y sigue siendo tan actual como el primer día.
Una reseña genial, Mythos!.
Totalmente de acuerdo en que esta historia de Spiderman es a este personaje lo mismo que hizo Miller con Batman y Daredevil.
Una gran historia!.
Publicar un comentario