La influencia de Watchmen en la historia de Civil War es evidente sólo que, la habilidad de los guionistas de Marvel radica en este caso en mostrarnos o ampliarnos un punto en que Alan Moore y David Gibbons no profundizarón: la lucha fraternal entre superhéroes. Un punto al que sólo se puede llegar en base al espíritu comercial de la historia. Watchmen es una historia, un engranaje perfecto, en que el concepto superheroico se diluye en una escala de grises en la que los personajes no son necesariamente buenos ejemplos a seguir. Se podría decir que Civil War nos enseña el porqué el mundo se volvió contra los Vigilantes y el verdadero conflicto que se produjo tras la aprobación del Acta Keene el precedente al Acta de Registro de Superhumanos del Universo Marvel.
Finalmente la guerra la ganará el bando a favor de este Acta de Registro liderado por Ironman, el Capitán America morirá asesinado de una forma que recuerda a la muerte de J.F.Kennedy y algunos superhéroes pasarán a la clandestinidad. Sería en Primera Línea, la serie paralela a Civil War, donde se contarían los recovecos y los misterios que proyectaba la saga a través de la experiencia de dos personajes, reporteros, como Sally Floyd y Ben Urich. Estos representan el lado civil del conflicto pero también, como Roscharch en Wachtmen, el punto critico contra los tiempos que corren y un hilo paralelo que desentraña, poco a poco, la madeja del conflicto. Ellos descubrirán partes de una conspiración contra los superhéroes que tomará un giro inesperado. Se desvelará como un criminal como Norman Osborn, alias el Duende Verde, fue capaz de escapar de su reclusión y atentar contra una embajada atlante y el conflicto que aquello desató. Y resulta, que cuál Ozymandias, detrás de todo no estaba otro que Tony Stark.
Para algunos aquello era la respuesta a los acontecimientos más cercanos y el comportamiento errático de algunos personajes pero la confusión y la desconfianza se fue extendiendo por todo el Universo Marvel. Mientras tanto, y apenas sin prestarle nadie importancia, Norman Osborn con el beneplácito del gobierno había pasado a liderar y organizar a un nuevo grupo de Thunderbolts que esta vez estaban más que nunca controlados por el estado y que se encargaban de cazar a los superhéroes no registrados. Norman Osborn, con mano férrea, lidera al grupo con más o menos éxito no pudiendo evitar las luchas internas en más de una ocasión pero su don es estar siempre en el momento y lugar oportunos. Y, finalmente, la Invasión Secreta dejaría de ser secreta y los skrulls atacarían con todas sus fuerzas utilizando las mismas armas que los superhéroes de la tierra. Como era de esperar la ínvasión skrull será repelida, al menos en apariencia, y un nuevo status queda tras la guerra.
Tony Stark caería en desgracia por su actuación en la invasión al dejar patente la inutilidad de sus medidas y lo que la sociedad y altos mandos consideran una mala gestión de su puesto. Norman Osborn, en cambio, se alza como el gran triumfador del conflicto. Se convertirá en un héroe para el mundo, que no un superhéroe. Será nombrado nuevo Director de S.H.I.E.L.D. en detrimento de Ironman que arruinado y juzgado debe pasar a la clandestinidad sin más recursos que su ingenio para salir del paso. Situación en la que él mismo dejó a Los Nuevos Vengadores, que continúan en activo, y situación en la que se encontraba Nick Furia desde hacer mucho tiempo y en la que continúa a pesar de su papel destacado en Invasión Secreta. Norman Osborn, mientras, asume un poder por encima de cualquier superhéroe al mismo tiempo que sigue manejando a los Thunderbolts a su antojo. Su oportunismo se ha sobrepuesto a la visión de futuro de Ironman.
Esta nueva etapa será conocida por Marvel con el llamativo nombre de Dark Reign y en ella nos encontramos actualmente. La inversión de valores se ha producido. Hemos traspasado una frontera a la que no llegó Watchmen o The Authority. Diferente que no original. Ahora los supervillanos son los abanderados del nuevo mundo. La gente los vitorea como a sus ídolos sin saber en manos de quién se encuentran. Y, mientras, los superhéroes, el símbolo patrio de la justicia de antaño, son detenidos, perseguidos y obligados a esconderse en las sombras. Una situación en la que se han puesto los mismos superhéroes que, sin darse cuenta, han ido depositando el poder en sus propios enemigos. Norman Osborn, el arquetipo del supervillano demente con ansias de poder, ha pasado de ser una pequeña pieza en el engranaje de Tony Stark a suplantar a la propia máquina. Así, el Duende Verde muestra una nueva cara, su némesis deja de ser Spiderman para encontrarla en Ironman. El potencial que había descubierto Warren Ellis en él, como ya había hecho lo mismo en la saga Extremis con Ironman, traspasa las páginas de Thunderbolts
El futuro volverá a decidir porque camino optará Marvel. Lejos de las historias que entre medias se hayan contado es indudable que el Universo Marvel esta en plena efervescencia en los últimos años y eso es un síntoma de que, cuanto menos, se están poniendo ideas sobre la mesa. El tratamiento puede echarlas por tierra en algún momento pero se ha de alabar la búsqueda de nuevas fronteras y la ruptura con el status quo. He de apuntar que no estoy encumbrando estas historias, sino analizando las particularidades que me han llamado la atención del reciente Universo Marvel una vez las he podido ver en perspectiva. La perspectiva es buena lo cuál no quiere decir que las historias sean obras maestras. En este artículo se han citado algunas obras maestras pero Civil War o Invasión Secreta no entra en ese grupo desde luego ya que, para empezar, no están enfocadas para serlo.
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