Robert kirkman es uno de los talentos más interesantes del cómic norteamericano actual y lo es por meritos propios. Alguien que es capaz de escribir un cómic mensual de terror como Los Muertos Vivientes, que no pierde fuelle en ningún momento, para luego pasar a hacer los guiones de un cómic superheroico como Invencible se tiene merecida su fama. Ni Brian K. Vaaughan, ni Brian Michael Bendis o Mark Millar, tienen la frescura y la sencillez y, sobre todo, la originalidad con la que Robert Kirkman aborda sus proyectos e historias, pese a ser estos, normalmente, guionistas destacados del mainstream. Este mes Aleta Ediciones acaba de publicar el tomo número nueve de Invencible: Tres Son Multitud, y eso siempre es una buena noticia. En Estados Unidos, no obstante, se han publicado ya dos tomos más y la serie ha sobrepasado su capitulo número cincuenta donde se avecinan grandes cambios. En este tomo de Invencible el siempre acertado Robert Kirkman sigue hilando y entrelazando sus tramas con su habitual sencillez y buen hacer. Nunca sabes que te vas a encontrar en este cómic y cuando crees que las cosas parecen claras ahí esta un nuevo chiflander para quitarte esa idea de la cabeza. Las tramas de Robert Kirkman nunca mueren, sólo mutan, lo que hace a sus historias fluidas y sorprendentemente realistas. Y eso tiene mérito hablando de un cómic donde abundan los viajes en el tiempo, las realidades paralelas, los recurrentes viajes espaciales y villanos, clones, superhéroes, científicos locos y monstruos de todo tipo. Lleno de diálogos, sencillos y desvestidos de cualquier pedantería, y con un humor que echa una mirada a la vez cínica y amable sobre el genero. Y un poco de amor verdadero se podría añadir. Lo tiene todo. Y lo que no seguro que esta por venir.
Una de las virtudes de Robert Kirkman es, como decía, saber mantener esas tramas e ir postergándolas en el tiempo hasta que un día explotan y pasan de ser simples anécdotas a ocupar el centro argumental del cómic. Y todo esta ahí predicho y anunciado desde el principio pero nunca lo ves llegar. Es por eso que no estamos hablando de un cómic de superhéroes al uso donde el protagonista se enfrenta cada mes a un amenaza diferentes y al mes siguiente si te he visto no me acuerdo. Y que tampoco se sirve de "macro-eventos" cada cierto tiempo para sacar de la rutina a la serie. Invencible no necesita de eso porque esta en constante evolución. Su mundo se va moviendo y expandiendo capítulo a capítulo y Robert Kirkman lo hila perfectamente y no tiene miedo de trascender el género porque aunque el cómic se vale de los tópicos de siempre él sabe darle un enfoque original y novedoso. Puede que guste o no pero no es lo mismo de siempre. Por otro lado, el dibujo “cartoon” de Ryan Ottley, lleno del impecable colorido de Bill Crabtree, es perfecto para Invencible. Lleno de detalles donde se pueden apreciar las expresiones de los personajes sin esforzarse uno en buscarlas como suele ocurrir en muchos cómics del género de hoy en día que se han sumido en un oscurantismo propio de novela negra, como pasa en la mayoría de cómics Marvel, y que acaban siendo rutinarios. Este tipo de dibujo, combinado con los diálogos de Robert Kirkman, se complementan y consiguen que te leas el tomo en apenas media hora. Eso sí, Invencible no es un cómic para tomarse en serio, aunque tenga importantes y poderosos interludios dramáticos más que logrados sino que hay que leerlo con una mente abierta dispuesta a darse cuenta del tono de la serie.
En Tres Son Multitud encontraremos la solución, en apariencia, a la trama de Robot que se resuelve, como no, de manera inesperada. También aparecen los ya entrañables Hermanos Mauler, se adelantan nuevas tramas y se realizan guiños a las que ya llevan un tiempo con nosotros. El arco central de este tomo se divide en dos partes. Por un lado se profundiza en la relación de Mark Gryson, alias Invencible, con su actual novia Amber y con su compañera y amiga de profesión Atom Eve. Robert Kirkman establece un triangulo amoroso sin recurrir a manidas escenas o diálogos de toda la vida. Aquí se forma de una manera tan natural y humana que uno sólo puede disfrutar de las divagaciones de los personajes. En la parte más superheroica del cómic la amenaza más importante esta vez se hace llamar Ángstrom Levy que nos lleva a una batalla entre mundos paralelos a la vez dramática y cómica, algo que Robert Kirkman sabe combinar como nadie. Geniales resultan los guiños de Robert Kirkman a esos otros mundos paralelos por los que se mueven los personajes donde podremos ver desde referencias a alguna otra serie suya, no diré cual, a encuentros “velados” con personajes de otras realidades y cómics que todo el mundo podrá reconocer. Y esta es otra de las habilidades de Robert Kirkman. Ya que en Invencible podemos encontrar siempre guiños a series, personajes clásicos o reinterpretaciones de estos o de sus habilidades que siempre resultan llamativas y entretenidas. Y, como no, el tomo acaba con un chiflander, relacionado esta vez con el padre de Mark, que nos deja con ganas de seguir leyendo. Si aún no habéis leído Invencible no sabéis lo que os estáis perdiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario