
Guerra Mundial Z de Max Brooks, con el explícito subtítulo de Una historia oral de la guerra zombi, es una de las cientos de novelas del enorme catálogo de temática zombie que han aparecido últimamente en el mercado. No obstante, Guerra Mundial Z, como el anterior libro del autor, Zombi-Guía de Supervivencia, es una obra con un estilo diferente al de las novelas de género convencionales y quizá eso sea una de las claves que le han llevado a convertirse en un "best-seller instantáneo" en el que ya ha puesto sus miras Hollywood. El libro está planteado como un recopilatorio de entrevistas y testimonios, encargado por la Comisión de Postguerra de Naciones Unidas, a una selección de supervivientes de un pretendido holocausto zombi en nuestro mundo. A través de estos relatos, ordenados cronológicamente, se nos relata como el virus hace acto de presencia con sus primeros brotes en los territorios asiáticos, donde se localiza al llamado "paciente cero", como este se va extendiendo ante la pasividad de los gobiernos que intentan de primeras rentabilizar económicamente y políticamente el suceso y como el desastre llega a tal magnitud que asola todo el planeta dejando millones de muertos, reanimados en su mayoría, y la cruda guerra mundial que tienen que enfrentar los supervivientes. Todo ello repleto de un potente "factor humano".

Pocas obras, incluyendo en este caso las cinematográficas, que se han adentrado en la temática zombi han mostrado un retablo tan global y contundente como el que realiza Max Brooks en Guerra Mundial Z, y no por la capacidad crítica de la obra, que también la tiene, sino por todo lo que intenta abarcar. En las historias de terror clásicas la figura del zombi ha sido utilizada redundantemente como desencadenante de la acción al mismo tiempo que sirve como recurso reiterativo pero secundario de la trama, son los supervivientes los que acaparan la atención, y eso ha sido la constante en el género. A menudo, o normalmente, son también pequeños relatos locales o cosmopolitas, en un terreno postapocalíptico, sobre un grupo de personas de personalidades dispares que se encuentran en una situación límite y desconectadas de un mundo del que no tenemos más datos. En Guerra Mundial Z, no obstante, aunque la estructura se repite Max Brooks, consciente de los tópicos recurrentes del género, se atreve a hacer un repaso total, una visión global sobre un mundo que se encuentra amenazado con extinguirse por nuestra propia obstinación e ignorancia y en el que necesariamente todo tiene que cambiar de una manera radical para que exista una posibilidad a la humanidad.
Es este "pequeño" concepto, esa visión globalizada del suceso, lo que diferencia a Guerra Mundial Z de otras obras, y que permite a Max Brooks desarrollar el aspecto más interesante quizá del libro que no es otro que la sátira y la crítica social respecto a los poderes establecidos, a los gobiernos y regímenes del mundo y el análisis más profundo de la mentalidad humana. La mayoría de obras precedentes, ya desde La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero, se conformaban, que no es poco, con aplicar la métafora hobbiana del ser humano, convertido en lobo para el propio hombre, y la crítica siempre punzante a la ineptitud de los organismos militares que seguramente tiene su origen en el fiasco de la Guerra de Vietnam. Sólo el propio George A. Romero ha intentado, como padre de las criaturas, llevar un poco más allá el concepto en estos años como se puede ver ya en El Amanecer de los Muertos de 1978, donde ya echaba el ojo sobre el consumismo desaforado de la sociedad occidental, siendo el remake con el mismo título de Zack Snyder de 2004, no obstante, superior en muchos aspectos. También se podría citar la más reciente Diario de los Muertos de 2008 donde el veterano director realiza una abierta crítica a los medios de comunicación de hoy en día o la fallida La Tierra de los Muertos Vivientes donde también apuntaba males como el abuso de poder y la división de clases que este suele conllevar. Productos estos muy por encima de las aportaciones al género del nuevo siglo que han hecho películas como 28 Días Después de Danny Boyle que se quedan en lo puramente estético.
En Guerra Mundial Z encontramos testimonios, con una intervención mínima del supuesto entrevistador, que reflejan las opiniones de diversos sectores sociales y de diferentes países en conflicto. Observamos el maniqueísmo de las clases dirigentes, sobre todo la estadounidense, la hipocresía de las empresas farmaceúticas y otras empresas privadas, la manipulación de los medios de comunicación, lo absurdo de la fiebre consumista o la impotencia de los ejércitos que no se encuentran preparados para un conflicto con un enemigo que no imaginaban y que, irónicamente, les obliga a desprenderse de su tecnología más puntera para alcanzar el éxito. Y es que la falta de humanidad del enemigo es un factor que se les pasa por alto dejando claro además las inutilidades de las industrias armamentísticas de los paises más desarrollados y del insistente belicismo estadounidense. Vemos también la arrogancia de los poderosos y la bestialidad, el salvajismo, al que puede llegar el ser humano y los sacrificios que se tendrán que hacer para superar la crisis, el Plan Redeker, pero también se destacan diversos episodios de superación personal, épicos y heroicos, que equilibran los dos lados de la balanza. Todo lo que relata Max Brooks en la obra resulta escalofriantemente pausible y ese es uno de sus grandes aciertos de una lectura que, por otro lado, se hace adictiva pese a los altibajos que pueda tener dependiendo de mayor o menor interés de los testimonios recopilados y definidos por su autor.

El libro se divide en diversos capítulos, con nombres tan llamativos como Cambiando la Marea, El Gran Pánico o Culpa, que detallan diferentes episodios del conflicto en múltiples escenarios a lo largo del planeta desde territorios estadounidenses como Texas o Denver, donde tiene lugar uno de los primeros conflictos bélicos, la Batalla de Yonkers, a zonas como Tel Aviv, Barbados, Kioto, Pekín Québec o la mismísima Estación Internacional. Max Brooks hace el esfuerzo de retratar con fidelidad las diferentes culturas a la que representan los entrevistados y de dar cierta coherencia a sus acciones teniendo este punto en cuenta. Guerra Mundial Z nos habla de una sociedad tocada de muerte, que aún en la adversidad es incapaz de desprenderse de sus rencores y sus odios, de su tendencia al individualismo, el "show business" y el poder y que a pesar de encontrarse en la cumbre de su civilización la ignorancia sigue siendo un factor característico de su filosofía. Un libro, en definitiva, ameno, terriblemente cercano con nuestro día a día, que explota muy bien los recursos más habituales de la serie b ciñiendose, por otro lado, a los cánones más clásicos del género. Max Brooks sale airoso del experimento ofreciendo a cambio una obra fresca, literatura rápida, que los aficionados devorarán con interés.
Ver también:
Guerra Mundial Z en La Piedra de Sísifo
Artículos relacionados:
La SubCultura Zombie -El Muerto Viviente del Siglo XXI-
5 comentarios:
Iba a ser mi lectura veraniega, pero la estoy combinando con muchas otras. Así que el disfrute se va a alargar más de la cuenta, jeje!.
La verdad es que la forma en que está narrada resulta realmente absorvente.
Hay material suficiente para hacer una peli muy interesante, espero que no la caguen como suele pasar...
A mí no me enganchó tanto, sobre todo porque lo leí después de Apocalipsis zombie, y esa sí que es una buenísima novela de zombies, eso sí, en el sentido más tradicional en cuanto a la historia. Supongo que cuano fui a leer Guerra mundial Z esperaba algo al estilo y me encontré una cosa muy diferente. No será fácil de adaptar, como ya hablamos cogerán las tres o cuatro historias con más jugo, pero eso no sé si será muy fiel al libro.
Me lo he leído este verano por un amigo que me lo recomendó y ha sido una grata sorpresa. Entretenidísimo a la par que original, y con muchísimos dardos envenenados hacia la sociedad actual.
Empecé a leerlo y no pude dejarlo hasta que lo acabé a la noche siguiente, más de veinticuatro horas después. Yo recomiendo mucho el estar atento a las descripciones de los políticos o famosos, apariciones de Chavez, Fidel, Obhama y Nelson Mandela. En los momentos de aparición de Fidel y Nelson recapacitas y piensas en que si, es totalmente plausible que las personas pueden cambiar y han de tomar ciertas decisiones. Un ojo a Corea del Norte, puntazo que al final me hizo pensar bastante.
Le doy un diez!
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